Vida Sana
En los últimos tiempos se ha incrementado la fascinación por hacer ayuno. Aunque para algunos puede ser una experiencia torturante, para otros es motivadora bajo la promesa que se pueden perder unas libras de más, pero, sobre todo, que puede ser una de las vías para alcanzar la longevidad.
Por mucho tiempo, el ayuno fue duramente criticado, sin embargo, la ciencia continúa estudiando el impacto en la longevidad de cómo y cuándo consumimos los nutrientes. Ayunar se ha asociado con una reducción del llamado riesgo cardiometabólico, o sea daño al corazón o vasos sanguíneos, un mejor estado anímico y calidad del sueño, un mayor apetito sexual y un mejor estado de salud general.
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Un estudio, practicado en ratones, reveló que aquellos animales que comían una sola vez al día tenían mayor esperanza de vida y menos incidencia de enfermedades crónicas. Hay mucha literatura que habla de los beneficios del ayuno, sin embargo, el posible vínculo con la longevidad en los humanos es un campo en el que los investigadores todavía tienen mucha tarea que examinar y ejecutar.
Beneficios del ayuno
Entre los beneficios más relevantes de hacer ayuno figura la disminución del azúcar en sangre, reducción de la cantidad de colesterol malo y de los depósitos de grasa en el hígado por lo que hay menos riesgo de desarrollar hígado graso. También se reduce la liberación de sustancias que propician la inflamación en el cuerpo. Recordemos que la inflamación se asocia con múltiples enfermedades crónicas como las cardiovasculares, diabetes, Alzheimer, artritis y hasta el cáncer.
El ayuno favorece la regeneración de las células del sistema inmune y reduce los niveles del factor de crecimiento insulínico tipo 1 relacionado con el envejecimiento, el avance de los tumores y el riesgo de cáncer.
Pero no es para todos
Las mujeres embarazadas y los menores de edad quedan excluidos de hacer ayuno. Las personas que sufren de gastritis también corren el riesgo de exacerbar sus síntomas de dolor abdominal e incluso de sufrir sangrado gastrointestinal durante las horas sin ingesta de alimentos. Los diabéticos deben consultar con sus doctores para evitar cambios bruscos en sus niveles de glucosa o azúcar en la sangre durante el período de ayuno.
Ayunar también se vincula con una disminución de la fortaleza de los huesos y al aumento del riesgo de fracturas, algo que podría reducirse con ejercicio en adultos jóvenes, pero que podría representar un problema en el grupo poblacional de mayor edad.
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