Vida Sana
La pandemia de coronavirus es una emergencia de salud pública y una crisis económica sin precedentes en la interferencia con la vida cotidiana. Eso también la convierte en algo distinto, dice Jeffrey Cole, profesor de investigación en University of Southern California: “Sin recibir preparación ni dar permiso, estamos participando en el mayor experimento de ciencias sociales de todos los tiempos”.
Los efectos de los cierres de emergencia, los despidos y las medidas públicas masivas para contener la COVID-19 “persistirán mucho tiempo después de que desaparezca toda amenaza del virus”, afirma Cole, quien dirige el Center for the Digital Future en la Facultad de Comunicaciones Annenberg de USC. “En el futuro, hablaremos sobre 'AC', antes del coronavirus, y después”.
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En colaboración con el Interactive Advertising Bureau, un grupo de empresas de medios, comercialización y tecnología participantes, el mes pasado el centro lanzó el Coronavirus Disruption Project (Proyecto de interrupción del coronavirus), en el que realizó una encuesta con una muestra representativa de mil habitantes del país sobre cómo están viviendo y enfrentando los cambios vertiginosos que provocó la pandemia.
Los resultados sugieren que muchas de las formas en las que nos estamos adaptando a la vida con el coronavirus —algunas digitales y otras físicas— repercutirán mucho después de que la vida vuelva a la “normalidad” con una vacuna o un tratamiento. De los resultados de la encuesta y análisis de expertos se derivan estas diez áreas en las que probablemente veamos los efectos permanentes del brote en nuestra vida personal, profesional y cultural.
El trabajo a distancia
El brote introdujo súbitamente a decenas de millones de trabajadores al trabajo a distancia, y los datos del Coronavirus Disruption Project sugieren que a muchos de ellos les agrada. El 42% de los encuestados dijeron que la experiencia los ha hecho querer trabajar más desde casa. El 61% de los trabajadores a distancia dijeron que disfrutan de vestirse y arreglarse de forma más informal, tener mayor flexibilidad y no tener que viajar al trabajo, y el 78% dijeron que son tanto o más eficaces cuando trabajan desde casa.
“Creo que habrá un lado positivo” en este cambio que los trabajadores querrán preservar, dice Debra Dinnocenzo, presidenta de VirtualWorks, una firma consultora que asesora a las empresas en la transición al trabajo a distancia. “Los trabajadores y las familias van a pasar más tiempo juntos”, señala. “Creo que insistirán en que quieren más tiempo para trabajar en casa y no volver a hacer esos viajes diarios agobiantes que estaban haciendo antes”.
En muchos casos, los jefes estarán de acuerdo. Casi tres cuartos de los funcionarios de finanzas corporativas encuestados a fines de marzo por Gartner, una empresa de consultoría e investigación empresarial, dijeron que sus empresas planean asignar al menos el 5% de los trabajadores de planta a trabajar a distancia de forma permanente como parte de sus gestiones para reducir costos después de la COVID-19.
(Video en inglés)
Las consultas médicas
Una encuesta que realizó el año pasado (en inglés) el National Poll on Healthy Aging (copatrocinada por AARP, en inglés) de University of Michigan descubrió que solo el 4% de las personas mayores de 50 años habían tenido una consulta médica virtual en el año anterior. Más de la mitad incluso no sabía si su médico ofrecía consultas por video. Tanto los pacientes como los profesionales estaban interesados en la telemedicina, pero sin apuro, afirma Preeti Malani, especialista en enfermedades infecciosas en la universidad y directora de la encuesta.
Eso ha cambiado a “la velocidad de la luz”, indica. Los médicos y los pacientes que anteriormente podrían haber considerado la telesalud solo en circunstancias limitadas, como una enfermedad durante un viaje o una charla de rutina después de una operación, ahora ven que se puede brindar una mayor variedad de servicios de manera virtual. Además de evitar las molestias como el estacionamiento y el tiempo de espera, las consultas por video hacen que para los familiares sea más fácil observar y participar, una gran ventaja para los cuidadores.
“Hubo mucho interés en tratar de hacer progresar la telesalud, pensarlo realmente en detalle y tratar de promoverla”, dice Malani. “Era una aspiración que parecía estar a uno o dos años de distancia y que nunca habría reemplazado las cosas que acabó reemplazando. Pero la necesidad la impulsó a avanzar con rapidez”.
La compra de alimentos
No debe sorprendernos que las compras en internet y la entrega a domicilio de alimentos hayan aumentado ante los cierres de emergencia por el coronavirus. En una encuesta que realizó RBC Capital Markets en marzo del 2020 con más de 1,500 consumidores, se descubrió que el 55% habían comprado alimentos en internet, en comparación con el 36% en una encuesta similar a fines del 2018. La cantidad de consumidores que lo hacía semanalmente casi se duplicó. Además, las descargas de aplicaciones para usar servicios de entrega a domicilio como Instacart, Walmart Grocery y Peapod se duplicaron, triplicaron e incluso cuadruplicaron en tan solo un mes.
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