Vida Sana
Si te han diagnosticado cáncer, ¿a cuál especialista debes consultar primero?
1. Un especialista médico
2. Un administrador de finanzas
Es sorprendente que la segunda opción pueda darte mejores esperanzas de sobrevivir a esta enfermedad con tu salud (y tu dinero) intactos. Según estudios del Fred Hutchinson Cancer Center en Seattle, los pacientes con cáncer no solo tienen probabilidades dos y media veces mayores de declararse en quiebra en comparación con las personas sanas. Además, esos pacientes que entran en bancarrota tienen un 80% más de probabilidades de morir a causa de esta enfermedad que otros enfermos de cáncer. “Para muchos pacientes, recibir las cuentas puede ser tan perjudicial como algunos de los efectos secundarios de la enfermedad o del tratamiento”, dice el Dr. Gary Lyman, quien trabaja en ese centro de oncología.
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¿Por qué el cáncer es tan perjudicial para las finanzas? El costo promedio del tratamiento es de unos $150,000. Los motivos de eso no son un misterio. El cáncer se produce a nivel celular, mediante células anormales que se dividen y se propagan. Muchas veces, contener el cáncer y matar esas células anormales sin causar daño a las células sanas cercanas requiere administrar una serie de tratamientos durante un largo período de tiempo. Esto puede incluir tratamientos de radiación prolongados, cirugías complicadas, tratamientos de quimioterapia costosos y otros medicamentos fuertes para estimular la inmunidad.
Aparecen con frecuencia nuevos tratamientos para el cáncer, pero las nuevas esperanzas conllevan costos más altos: 11 de los 12 medicamentos contra el cáncer que aprobó la Administración de Alimentos y Medicamentos en el 2012 costaban más de $100,000 al año. Compara eso con, por ejemplo, los tratamientos para las enfermedades del corazón. Los procedimientos y los medicamentos para el corazón están bien establecidos y una gran parte de la solución son los cambios en el modo de vida: comer bien, hacer ejercicio y reducir el estrés. Debido a eso, el tratamiento para un ataque al corazón podría costar unos $39,000.
S; el seguro cubre muchos de los gastos médicos de los enfermos de cáncer. Un paciente con una buena póliza probablemente tendrá que pagar más de $4,000 en deducibles y copagos en un año antes de que el seguro cubra los gastos por completo. Los beneficiarios de Medicare tendrán deducibles menores, pero tal vez todavía tengan que pagar miles de dólares en copagos. Sin embargo, los costos de los tratamientos solo son parte del relato.
El efecto sin revelar del cáncer
El cáncer ha intentado derrotar a VJ Sleight dos veces. Y triunfó ambas veces, en términos de finanzas.
A Sleight, quien ahora tiene 63 años y vive en la zona de Palm Springs, California, le diagnosticaron cáncer de seno a los treinta y tantos años, y de nuevo hace ocho años. Ambas veces, tenía seguro médico. Y a pesar de que es bastante habilidosa con las finanzas, ambas veces se quedó en la ruina.
La primera vez que tuvo cáncer, en septiembre de 1987, Sleight acababa de renunciar a un empleo en la industria hipotecaria, terminar con su novio y mudarse a Huntington Beach, lejos de la mayoría de sus amigos y familiares.
¿Hay algún momento que resulte conveniente para recibir un diagnóstico mortal? En realidad no, pero ese por cierto no lo era.
En el pasado, durante la "época oscura" de los seguros médicos, las aseguradoras podían negar la cobertura debido a las enfermedades preexistentes. Así que cuando Sleight descubrió un bulto mientras se hacía un autoexamen en la ducha, no quiso consultar a un médico. Recibir un diagnóstico definitivo le impediría obtener un seguro de salud. No dijo nada, se inscribió en un plan de salud privado y luego sufrió durante el período de espera de 90 días hasta que comenzó su cobertura. Por eso el cáncer sacó ventaja en la guerra de tres décadas que ha librado en su contra.
No mucho después de que Sleight solicitara su póliza de seguro médico privado, descubrió que también tenía derecho a comprar un plan COBRA (un seguro de continuidad de la cobertura) gracias a su empleo anterior. Pronto estaba cubierta por dos pólizas, que pagaban por todas sus cuentas médicas. Sin embargo, tuvo que ser muy cuidadosa con el dinero y ahorrar para pagar las primas. Y se endeudó mucho.
La de Sleight es una historia común. Si las pruebas y los tratamientos fueran los únicos costos relacionados con el cáncer, es probable que los seguros médicos podrían evitarles a los pacientes las dificultades económicas graves. Pero además, estos pacientes deben lidiar con la pérdida de ingresos durante varios meses de tratamiento y recuperación, y con gastos de viaje y alojamiento para acudir a un centro de salud especializado en oncología. Y luego están las pruebas de seguimiento, que se tienen que hacer por años y también acumulan copagos y deducibles.
“Yo trabajaba por mi cuenta como agente inmobiliario”, explica Sleight. “Y debido a mi tratamiento, no podía trabajar a tiempo completo”. Los gastos médicos estaban cubiertos, pero ella todavía necesitaba pagar el alquiler, la cuenta de electricidad, los gastos del automóvil, por lo que sus deudas llegaron fácilmente a las cinco cifras. Ya que había tenido un empleo no mucho tiempo antes, parecía que su situación económica era estable. Por eso le costó trabajo obtener beneficios. “No podía obtener cupones de alimentos”, dice. “No podía obtener asistencia pública. Y eso es lo que siempre he sentido: no soy lo suficientemente pobre. No soy lo suficientemente rica. No estoy lo suficientemente enferma”.
A la larga, Sleight puso un anuncio en el periódico para vender sus muebles y cualquier otro artículo de valor. A duras penas juntó unos miles de dólares, se mudó a un apartamento pequeño y dependió de lo que le daban; mil dólares de un amigo para las reparaciones de su automóvil, un estipendio mensual piadoso de sus padres, alquiler “gratis” de un amigo que más adelante la demandaría por no pagar. Llegó al límite máximo de siete u ocho tarjetas de crédito.
Sleight terminó sometiéndose a una cirugía, aunque no fue la mastectomía radical que se había planificado. Su atención de seguimiento incluyó tres medicamentos de quimioterapia inyectados. El tratamiento duró nueve meses. “Al terminar, debía $30,000”, dice. “Estaba completamente en la ruina. Así que envié una carta modelo a todos a quienes les debía dinero: ‘Estoy recibiendo un tratamiento para el cáncer. Esto es todo lo que puedo enviarles’. Recibieron $5 o $10 al mes, y me tomó siete años terminar de pagarlo”.
Por lo menos se sentía lo suficientemente bien para regresar a trabajar en la industria hipotecaria, gracias a lo cual comenzó a acumular ingresos.
No era una gran vida, pero se sentía orgullosa de cumplir sus obligaciones. Al pasar cinco años con resultados normales de sus pruebas de detección, pensó que no había forma de que la enfermedad regresara.
Bueno, probablemente no la había.
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