Vida Sana
Cuándo no vender tu casa por tu cuenta
1. No toleras el estrés. Según una encuesta del 2019, las mayores molestias de hacerlo tú mismo son preparar la casa, dedicarle tiempo y atraer compradores.
2. Es un mercado de compradores. “Un agente puede fijar el precio correcto de la casa y promocionarla como tú tal vez no puedas”, dice Phil Black.
3. Tienes miedo. El temor es un gran disuasivo, dice Glen Whitten de OhioMLSFlatFee.com, y añade: "Temor al papeleo, temor de hacerlo mal y temor de que sea demasiado complejo".
Mi esposa Linda y yo sentíamos un apego emocional a nuestra casa, pero el año pasado fue el momento de venderla. La habíamos comprado nueva en 1995, una casa unifamiliar de 1,900 pies cuadrados en un vecindario tranquilo de Virginia Beach, Virginia. Nuestra hija, Marie, estaba en primer grado. La casa albergaba tantos recuerdos maravillosos: reuniones familiares, un árbol de Navidad junto a la chimenea y niños disfrazados desfilando por el vecindario en Halloween. La escuela primaria estaba a la vuelta de la esquina y Marie podía ir caminando sin tener que cruzar ninguna calle. Era un vecindario ideal para una familia.
En el 2008, después de que Marie se fue de casa, Linda y yo nos mudamos a una vivienda más pequeña en una comunidad cercana para mayores de 55 años. Eso fue durante la recesión, por lo que ni siquiera intentamos vender la casa grande. En cambio, la alquilamos a un inquilino que terminó quedándose durante 12 años.
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Cuando se mudó a principios del año pasado, estábamos listos para ponerla en venta. Pero no queríamos venderla a cualquiera. Linda y yo esperábamos poder venderla a una pareja joven con hijos o con planes de tenerlos; es decir, gente que pudiera aprovechar al máximo la comunidad orientada a familias, como lo hicimos nosotros.
También queríamos venderla nosotros mismos. Linda tiene 65 años y yo tengo 70. Nos jubilamos de una organización sin fines de lucro que dirigíamos. Dependemos del Seguro Social, pequeñas pensiones y nuestros ahorros. Así que si podíamos evitar pagar la comisión típica del 6% —3% para el agente del vendedor y 3% para el agente del comprador—, calculamos que nos ahorraríamos mucho dinero. Como conocíamos tan bien la casa y el vecindario, pensábamos que podríamos representarla mejor que cualquier agente inmobiliario. Y ya lo habíamos hecho antes.
Preparación
Para conseguir el precio que deseábamos, teníamos que modernizar la casa y dar la impresión de que estaba lista para la mudanza. Así es que Linda y yo pusimos manos a la obra. Pintamos casi todo nosotros mismos. Contratamos a remodeladores para renovar los baños, poner pisos nuevos y cambiar la encimera de la cocina, e instalamos un nuevo calentador de agua y un nuevo sistema de calefacción y acondicionador de aire de $8,000. Nos llevó cuatro meses.
Fue un proceso estresante. Terminamos gastando unos $50,000 en la casa para prepararla para la venta. En retrospectiva, quizás fue demasiado. Tal vez no tendríamos que haber cambiado tantos apliques de iluminación. Pero después de 35 años de vida de casados, trabajar en equipo nos acercó más de lo que ya estábamos.
Sin embargo, la pandemia fue preocupante. ¿Querrían los compradores arriesgarse a salir y recorrer las casas de personas desconocidas?
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