Vida Sana
La reverenda Rose Thompson ha vivido en un edificio de apartamentos en Laurel, Maryland, durante 25 años. Súbitamente, el pasado diciembre, se vio en peligro de perder su hogar.
Thompson y sus vecinos recibieron notificación de que el edificio había sido vendido y que el nuevo propietario establecería un marcado aumento en los alquileres. “Yo pagaba $875 de renta al mes, y la carta decía que el nuevo precio iba a ser de $1,600”, dice Thompson, de 65 años. “Decía que teníamos 60 días para mudarnos si no firmábamos el nuevo contrato de alquiler con el precio nuevo”.
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La mudanza forzada a raíz del aumento de los alquileres el año pasado se ha convertido en algo común en todo Estados Unidos. Según Apartment List, una empresa que lista propiedades en alquiler y recolecta datos en línea, en el 2021 la renta promedio era un 17.6% más alta que en el 2020. Y los índices han continuado aumentando este año: en octubre, la renta promedio había subido otro 5.9% con respecto a un año atrás. Considerando que la mediana de las rentas en el país está por encima de $2,000, de acuerdo con Redfin, la realidad es que muchas personas están pagando aproximadamente $360 más por mes, o casi $4,300 al año más que hace apenas unos pocos años por su apartamento.
Los motivos son varios: escasez de viviendas; propietarios que buscan recuperar las pérdidas que sufrieron durante la pandemia (cuando se congelaron temporalmente algunos contratos y no se permitían los desalojos); y la gentrificación, cuando los inversores buscan desplazar a residentes establecidos para realizar renovaciones y cobrar rentas más altas.
Los efectos de esto pueden ser especialmente duros para el 30% de las personas mayores de 55 años del país que habitan en una vivienda alquilada. “Estamos recibiendo más pedidos de ayuda de adultos mayores cuando llega el momento de pagar la renta y no tienen dinero disponible”, dice Linda Couch, vicepresidenta de Política de Vivienda en LeadingAge, una asociación de proveedores de servicios para adultos mayores, sin fines de lucro, en Washington D.C. Normalmente, un curso de acción sería referir a esas personas a organizaciones que ofrecen viviendas subsidiadas, pero “algunas comunidades de viviendas para adultos mayores hasta han cerrado la lista de espera porque la espera era sumamente larga”. Por lo general, es necesario esperar entre dos y cinco años por una unidad de vivienda asequible, dice Couch.
Thompson encontró ayuda en CASA. Esta organización de defensa de los inmigrantes y la vivienda facilitó una reunión entre el nuevo propietario, autoridades de la ciudad de Laurel y cinco inquilinos. El propietario accedió a reducir la renta a $1,350, que de todos modos era un aumento del 56%. La ciudad aportó un subsidio con fondos del Plan de Rescate de Estados Unidos para reducir la renta a $1,000 por mes. “El problema es que esta es una solución a corto plazo”, dice Jorge Benítez-Pérez, organizador principal en la oficina local de CASA. “Cuando se venza el contrato de alquiler el próximo marzo, los inquilinos estarán otra vez a merced del propietario”.