Vida Sana
¿Hasta dónde es capaz de llegar una madre para salvar a sus hijas? ¿Cuánto se puede soportar en aras del amor a una hija? ¿Y la memoria? ¿Qué hacemos con los recuerdos? ¿Es posible dejar atrás el pasado y reinventarse? ¿Qué son, después de todo, un apellido, una religión, un idioma? ¿Somos quiénes somos, si negamos todo lo que fuimos, todo lo que una vez tuvimos?
Estas son algunas de las preguntas y los temas que animan la trama y la acción de La hija olvidada, la nueva novela del prolífico escritor Armando Correa, y la segunda en una trilogía sobre eventos poco conocidos del Holocausto. Y, sí, aunque parezca que ya se sabe todo lo que ocurrió durante ese periodo oscuro de la historia, lo cierto es que aún hay anécdotas y hechos casi olvidados por la historia que Correa está rescatando a golpe de bestsellers.
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El libro comienza en Nueva York en el 2015, con la inesperada visita de una mujer que llega de Cuba con un mensaje para Elise Duval, una anciana católica francesa. Desde las primeras páginas queda claro que Elise no es lo que parece y su vida comienza a desdoblarse cuando, desfallecida por los recuerdos y la emoción del encuentro, balbucea en alemán: “Mama, verlass mich nicht. No me abandones”.
La historia de Elise nos lleva desde las avenidas más exquisitas de Berlín hasta el bosque francés y, en su momento, la jungla de asfalto de Nueva York, pasando sin posarse en La Habana para establecer la conexión con el primer libro. Aunque no es necesario leer La niña alemana para entender La hija olvidada, es buena idea hacerlo; hay cierto placer en descubrir qué tiene que ver “la niña alemana” con “la hija olvidada”.
La trama gira alrededor de una familia alemana judía de clase media alta; él es un cardiólogo de renombre y ella es la dueña de una librería importante. En 1939, se enfrentan a los nazis como tantos otros: ignorándolos por un tiempo hasta que la realidad se ensañó con ellos y no tuvieron más remedio que huir.
El padre es el primero en sacrificarse por su familia, pero no el único ni el último. Aquí todos pierden, pero triunfa el amor en esta novela. Lo que los padres hacen por sus hijas y por qué el título se refiere a una hija olvidada es parte del misterio que los lectores tendrán que descubrir. Pero no será difícil porque el lenguaje de esta novela, como el de la primera, es tan claro como exquisito.
Correa es un escritor con pleno dominio de su idioma natal y un oído afinado para reflejar poesía en las páginas de sus libros. Aún en los momentos más terribles, que podrían carecer de belleza, Correa nunca olvida que, aunque los hechos son los que impulsan las novelas hacia el desenlace, las palabras son el vehículo que nos hace seguir pasando las páginas sin tratar de leer el final antes de tiempo.
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