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La primera mujer latina en ser nombrada cirujana general detalla su vida de servicio público en un nuevo libro

Tras décadas de trabajo en la mira del público, Antonia Novello dice que no está jubilada, sino en transición, y que aún no ha terminado.


spinner image La Dra. Antonia Novello.
La Dra. Antonia Novello fue la decimocuarta cirujana general del país entre 1990 y 1993, la primera mujer y la primera hispana en ocupar este cargo.
JACK THOMPSON

La Dra. Antonia Novello quiere que conozcas su nombre... y su historia.

Una búsqueda rápida revelará su papel histórico como primera mujer y primera latina en convertirse en cirujana general de Estados Unidos. En sus tres años como la principal funcionaria de salud del país bajo la presidencia de George H.W. Bush, defendió la salud de las mujeres, los niños, los latinos y otros grupos subrepresentados en los momentos más importantes de la salud pública. Novello promovió la vacunación infantil, combatió el tabaquismo entre los menores de edad haciendo frente a los anuncios de tabaco dirigidos a los niños (especialmente los protagonizados por Joe Camel) y puso en marcha iniciativas durante la crisis del sida para centrarse en las mujeres y la prevención de la transmisión neonatal del VIH. Continuó su labor como funcionaria pública en 1999 bajo el mandato del gobernador de Nueva York George Pataki como comisionada del Departamento de Salud del estado, y fue responsable de la respuesta de salud pública tras el 11 de Septiembre.

spinner image Antonia Novello es juramentada como la 14.ª cirujana general de EE.UU. ante la jueza Sandra Day O'Connor. De izquierda a derecha: la madre de Novello, Ana Delia Flores Coello; Antonia Novello; su esposo, Joseph Novello; el presidente George H.W. Bush; la jueza Sandra Day O'Connor; y Louis Sullivan, secretario del Departamento de Salud y Servicios Humanos.
Antonia Novello es juramentada como la 14.ª cirujana general de EE.UU. ante la jueza Sandra Day O'Connor. De izquierda a derecha: la madre de Novello, Ana Delia Flores Coello; Antonia Novello; su esposo, Joseph Novello; el presidente George H.W. Bush; la jueza Sandra Day O'Connor; y Louis Sullivan, secretario del Departamento de Salud y Servicios Humanos.
BARRY THUMMA/FOTO AP

Pero leer sobre sus logros no nos cuenta toda su historia. Ese es el objetivo de Novello en su libro de memorias, Duty Calls: Lessons Learned from an Unexpected Life of Service, en el que Novello, de 79 años, relata su difícil camino para convertirse en cirujana general y nos cuenta sobre su matrimonio en ruinas. Novello, con la ayuda de la coautora Jill S. Tietjen, detalla los prejuicios que enfrentó como mujer puertorriqueña que estudiaba y trabajaba en Estados Unidos, así como su historia de amor y divorcio, y su continua dedicación como cuidadora de su exesposo y de la familia de este.

spinner image Portada del ibro "Duty Calls".
FULCRUM PUBLISHING

"Los años siguen pasando, y quiero que esto se escriba mientras aún recuerdo", escribe Novello en el prefacio del libro. No quería quedar excluida como "una de los pocos cirujanos generales de EE.UU. sin un libro".

En una entrevista con AARP, Novello comparte lo que los adultos pueden aprender de sus memorias.

Esta entrevista ha sido editada para mayor claridad y extensión.

¿De qué logro se siente más orgullosa, ya sea en su vida personal o en su carrera?

Todo el mundo me pregunta qué [papel] me gustó más: ¿cirujana general o comisionada de salud del estado de Nueva York? Y creo que son dos trabajos distintos. Para mí fue toda una sorpresa ser comisionada de salud del estado de Nueva York con un presupuesto tan grande y poder hacer lo que prometí que haría. Desde la perspectiva de cirujana general, podía convencer al mundo de hacer cualquier cosa, pero no tenía dinero para [hacerlo], solo mi voz y el poder del cargo. En ambos papeles hubo muchas ocasiones en las que fue maravilloso poder participar, pero [ser] comisionada de salud del estado de Nueva York, específicamente el 11 de Septiembre, lo hizo diferente. Todo lo que sé sobre salud pública lo practiqué [durante] esos tres meses. Y me siento muy bien por haber cumplido algunos de los objetivos: salvar vidas, identificar a los muertos y proteger a los niños.

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Ha sufrido muchos prejuicios en su vida, sobre todo cuando estudiaba medicina. Dado que gran parte del personal médico sigue siendo blanco y masculino, ¿qué espera del futuro del cuidado de la salud en lo que respecta a una mayor diversidad en este campo?

Recuerda que solo hay un 6% de médicos latinos, un 5% de médicos afroamericanos y solo un 0.3% de médicos nativos estadounidenses. Así que si uno ve que los nativos estadounidenses son el 2.9% de la población de Estados Unidos, los afroamericanos son el 13.7% y los latinos somos el 19%, no tenemos suficientes para cuidar de los nuestros. Lo más importante que creo que hemos aprendido de toda esta trayectoria es que el idioma no basta. Es absolutamente necesario conocer la cultura, porque de lo contrario no llegarás a las personas que debes salvar en ese momento.

Usted ha trabajado para aumentar el acceso a la atención de salud de las comunidades desatendidas, como los latinos, los nativos estadounidenses y la comunidad LGBTQ+ durante la crisis del VIH/sida. En su opinión, ¿cuáles son algunos de los problemas de salud más apremiantes a los que siguen enfrentándose hoy en día estos grupos demográficos desatendidos?

Algo que es muy importante es que se realizó una encuesta, creo que en el 2022, en la que se le preguntó al público de EE.UU. si creía que había prejuicios en este país; el 47% [dijeron] rotundamente que no y el 17% no estaban seguros en absoluto. Tiendo a creer que cuando examinamos nuestra cultura y nuestros grupos étnicos, [hay] prejuicios, y cuando hay prejuicios, también los vemos en la salud. El prejuicio se apoderará de tu forma de ejercer y te convertirás en alguien que prescribe recetas, en vez de alguien que brinda atención de salud.

En su vida personal, cuidó de muchos miembros de su familia que tenían problemas de salud. ¿Qué consejos tiene para los cuidadores?

Recuerda que una mujer promedio pierde 11.5 años de su vida siendo cuidadora, ya sea de un familiar o de un familiar por matrimonio, y cuando quiere volver a trabajar, es extremadamente difícil porque no ha tenido la capacidad de estar al tanto de todos los conocimientos. Y creo que eso no se reconoce. Incluso ahora, los cuidadores remunerados necesitan al menos dos o tres trabajos para poder sobrevivir en un mundo que se está volviendo tan caro. Tengo la sensación de que no estamos dando al cuidador la importancia y el respeto que se merece. Cuidé de mi exesposo durante mucho tiempo, casi dos años, y siento que fui tremendamente criticada por mis compañeros. Ahora que miro atrás, no tengo ningún remordimiento en absoluto. Si me lo vuelven a pedir, lo volvería a hacer... Estuve allí solo para poder ayudarlo hasta el final, y él murió conmigo. Cuando te lo piden, lo das; no piensas en el costo ni en lo que vas a perder. Cuidar es un acto de amor. Y los cuidadores necesitan más respeto por lo que dan, no desdén por la presencia de haber hecho el trabajo de otro.

¿Qué consejo daría a otras personas que sufren la pérdida de un familiar?

Lo más importante es que lo acerquen a su Dios. Que se aseguren de que sus amigos lo visiten. Y en vez de decirle que el final está cerca, darle esperanza. Muestra amor y afecto en tu rostro, y asegúrate de pasar tiempo con él, tiempo de calidad. Tómalo de la mano. Reza con él. Y, sobre todo, hazlo feliz con tu presencia y prométele que volverás —y vuelve—. Las falsas promesas en el momento de la enfermedad solo aumentan tu sentimiento de soledad, así que no lo hagas. Respétalo por quien es y por quien fue. Al final, creo que realmente lo aprecian, y la felicidad en [su] cara cuando entras en esa habitación compensa todas las cosas que vinieron después.

spinner image Antonia Novello posa con un busto del presidente George H. W. Bush, quien la nombró para el cargo más importante de salud pública del país.
Antonia Novello posa con un busto del presidente George H. W. Bush, quien la nombró para el cargo más importante de salud pública del país.
JACK THOMPSON

Usted dice en su libro: "Me he dado cuenta de que he vivido mayormente para complacer a la sociedad y a los demás y, en el proceso, me he olvidado de mí misma". ¿Cómo se centra en usted misma durante la jubilación?

En estos tipos de trabajo que he tenido, no había tiempo para ser frívola, para no involucrarme, hasta el punto de olvidarme de mi propia vida. Así que me hubiera gustado tener más tiempo para estar mucho más con la gente, creando vínculos en lugar de limitándome a hacer mi trabajo y dar discursos, desconectada de la sociedad porque creía que no solo interferiría con la credibilidad de mi trabajo, sino que básicamente no sería un modelo para alguien que fuera a seguirme. Espero haber aprendido eso. Y ahora, en esos años que me quedan, estaré creando más vínculos y seré más sensible, menos distante, espero.

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¿Y cómo pasa su tiempo en la jubilación?

No estoy jubilada, estoy en transición. Doy muchos discursos y voy a muchos sitios a hablar con las personas. Es diferente de antes: daba un discurso y cansaba a la gente. Ahora doy un discurso y hago felices a las personas con las palabras que oyen y al darles opciones para cambiar parte del mundo en el que vivimos. Así que el procedimiento ha cambiado un poco. Doy muchos discursos para mujeres, sin suavizar mis palabras, [contándoles] la realidad de nuestras vidas... Imparto nuevos conocimientos para que planifiquen con antelación cosas que nadie nos cuenta en algunas de nuestras trayectorias profesionales.

¿Qué consejo daría a las personas que están por jubilarse?

Siempre digo que la vida es cada vez más larga y, por lo tanto, no podemos sentarnos a esperar a que llegue la muerte. Creo que debemos mantenernos involucrados. Más que nada, los amigos son cruciales. Necesitas compañía. Necesitas amigos. Tienes que salir al restaurante, tratarte como si fueras tu mejor y único amigo. Y no te quedes callado si tienes algo que decir. Tu cerebro sigue ahí. Sigue descubriéndolo; es algo crucial. Si estás solo, por decisión propia, cuando llegue el momento nadie te echará de menos. Pero si siempre pasas tiempo con tus amigos, alguien sabrá que no has llamado, alguien sabrá que no has visitado, y vendrán a buscarte y te encontrarán. Y la otra cosa que creo que es importante: aprende a escuchar. Creo que es la mayor forma de respeto que se le puede dar a alguien.

¿Alguna reflexión final?

Creo que es importante no creer que estás jubilado; estás en transición. No dejes que nadie te menosprecie porque te haces mayor. No eres una persona mayor que no tiene nada que ofrecer. Eres la personificación del conocimiento, la experiencia y el sentido común. No tienen ni idea de lo que se pierden por no tocar tu inteligencia y utilizar tu Rolodex.

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