Vida Sana
Tener un perro está directamente asociado con un envejecimiento saludable, según un estudio (en inglés) del 2023 publicado en la revista Innovation in Aging. Pero antes de que salgas corriendo a conseguir a tu nuevo mejor amigo canino, te recordamos que los perros generalmente no vienen bien entrenados.
Eso es algo que Courtnee West, residente de 47 años de Gainesville (Florida), aprendió por las malas cuando decidió agregar un cachorro a su familia.
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Como en el pasado había tenido un aussiedoodle que se portaba bastante bien, pensó que no tendría problemas con el aussiedoodle número dos, llamado Dutch. Y por un tiempo, así fue. "Estuvimos en esa fase loca de amor en la que ves todo de color de rosa durante un par de meses", dice West. "Pensábamos que era adorable cuando nos mordisqueaba los dedos".
Pero después el color rosa se desvaneció, y de qué manera. "Hacía pipí y popó en las alfombras. Mordía todo: nuestros zapatos... Se robaba prendas del cesto de la ropa sucia", dice West. "Cuando venían personas o amigos, no podíamos controlarlo. Saltaba, mordía, intentaba conseguir comida".
Y hay un lado aún más peligroso de la combinación de un adulto mayor y un perro no entrenado. Un perro que salta puede ser un peligro para los adultos frágiles, quienes pueden sufrir lesiones más graves en caso de una caída, según la Humane Society de Estados Unidos. Y si un perro muerde (entre el 60 y el 90% de las mordeduras de animales que se atienden en la sala de emergencias son causadas por perros), puede ser especialmente peligroso para los adultos mayores, que son más propensos a infecciones y a complicaciones derivadas de una infección, según un estudio (en inglés) publicado en The Scientific World Journal.
La situación empeoró tanto, dice West, que consideró buscarle un nuevo hogar a Dutch. Pero decidió probar algo más: un campamento de entrenamiento intensivo para perros. Se puso en contacto con PepeDogs, una academia de entrenamiento canino en Gainesville cuyo sitio web promete "desatar el amor por tu compañero canino".
"Cuando volvió, era como un perro diferente", dice West. "Fue como si alguien hubiera presionado un interruptor".
Entonces, ¿un campamento de entrenamiento residencial para perros es la respuesta al mal comportamiento de tu can? A veces, pero no todos los perros son buenos candidatos, dicen los expertos. Y hay que tener en cuenta el costo, ya que normalmente no es barato. A continuación te explicamos todo lo que necesitas saber.
Cómo saber si un programa de alojamiento y entrenamiento es adecuado para ti y tu mascota
Primero, necesitas estar dispuesto a dejar el entrenamiento en manos de otra persona y a no ver a tu perro por un tiempo, dice Zoe Heilman, copropietaria y entrenadora principal de Rascal Training & Boarding, que ofrece programas de alojamiento y entrenamiento para perros en el área metropolitana de Portland, Oregón.
Lo que no importa es la edad, la raza y el tamaño, según Erick Ennis, exentrenador de perros utilizados por los SEAL de la Marina y dueño de Coastline K9 en Naples, Florida. "Trabajamos con los perros más pequeños y con los más grandes", dice.
Pero no todos los perros son candidatos ideales, explica Linda Simon, veterinaria residente de Pooch & Mutt, una marca de comida saludable para mascotas con sede en el Reino Unido.
"El tipo de entrenamiento que necesita un perro es bastante individual y realmente depende de su personalidad, así como del objetivo del entrenamiento", dice ella, y agrega que los perros que se ponen ansiosos cuando están lejos de sus dueños pueden "responder mejor al entrenamiento en casa, donde se sienten más cómodos y seguros".
Ciertos problemas de comportamiento son notoriamente más difíciles de resolver con un campamento de entrenamiento residencial para perros porque tardan más en solucionarse, dice. Uno de estos comportamientos es la protección de recursos, que es cuando un perro se vuelve posesivo con respecto a cosas como juguetes, muebles o incluso personas. Simon dice que la mejor manera de abordar la protección de recursos es con una estrategia de entrenamiento a largo plazo llevado a cabo durante meses o años en casa.
"Para resolver el problema se necesita fomentar la confianza, hacer que el perro se sienta seguro de que no le quitaremos sus cosas y controlar el entorno, por ejemplo, al darle golosinas masticables cuando está en una jaula y al no permitirle al perro subirse a los muebles", dice Simon.
Las fobias al ruido, como el miedo a los fuegos artificiales o al tráfico, también pueden resolverse en casa y generalmente no necesitan un entorno de campamento, añade.
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