¿Deberías pagar por el software antivirus? Expertos dicen que no

Las computadoras portátiles y de escritorio, los teléfonos inteligentes y las tabletas ya incluyen suficiente protección gratuita. No es como en los malos tiempos pasados en que había que comprar programas básicos de seguridad porque las computadoras no ofrecían ninguno.

Microsoft Defender en Windows y Gatekeeper en el sistema operativo macOS de Apple están pendientes del malware cuando se descargan programas, ya sea de internet o de tiendas de aplicaciones más seguras en Windows y macOS.

Teléfonos, tabletas y navegadores agregan protecciones

La seguridad es más estricta en los dispositivos móviles. Al sacarlos de la caja, los dispositivos Android de Google y los sistemas operativos iOS y iPadOS de Apple permiten instalar aplicaciones únicamente de las tiendas que cada compañía controla.

Android te permite descargar aplicaciones de otro sitio si no te queda otra opción, pero Google Play Protect también las examina. Y ambas plataformas móviles vigilan el acceso de las aplicaciones a tus datos.

Por eso los buenos consejos sobre seguridad ahora siempre empiezan con la frase “instala los parches de seguridad”. Engst considera esencial mantenerte al tanto de las actualizaciones del sistema operativo y de las aplicaciones porque remedian las vulnerabilidades de seguridad.

Eso también es más fácil hoy en día. Las aplicaciones que pueden exponerse a situaciones poco seguras en internet —los navegadores como Safari de Apple, Chrome de Google, Edge de Microsoft y Firefox de Mozilla— se actualizan automáticamente. Y en estos tres últimos navegadores, esas revisiones solo toman alrededor de un minuto en instalar.

Las tiendas de aplicaciones de Apple, Google y Microsoft actualizan el software instalado a través de ellas sin necesidad de que intervengas.

Y los sistemas operativos iOS, iPadOS, macOS, Android y Windows comprueban automáticamente si hay actualizaciones. Pero como los parches o revisiones importantes generalmente necesitan reiniciar el sistema —que en el caso de un iPhone, iPad y computadoras Mac y Windows pueden hacer que el dispositivo no esté disponible por varios minutos—, te permiten esperar para instalarlas, comúnmente tarde por la noche cuando es probable que no estés usando tus dispositivos. Pero no esperes demasiado.

Verifica tus contraseñas (duplicadas)

Las aplicaciones antivirus tampoco pueden ser de mucha ayuda para el aspecto más problemático de la seguridad hoy en día: las contraseñas empleadas para ingresar a las aplicaciones, sitios y servicios. Los fraudes de suplantación de identidad nos engañan para que demos nuestras contraseñas en sitios falsos, mientras que la costumbre muy difundida pero desacertada de reutilizar contraseñas permite al estafador tomar una contraseña adivinada o filtrada y ver cuántas cuentas abre.

Puedes impedir los ataques de suplantación de identidad con la autenticación de varios factores, en la que el sitio web te pide que confirmes que has iniciado sesión con un código único o una notificación enviado a tu teléfono. Las formas más seguras, como las claves de acceso que se están empezando a usar en internet, ignoran los sitios de suplantación de identidad aunque soliciten esos códigos.

Rachel Tobac, directora ejecutiva de Social Proof Security, de San Francisco, ofrece estos consejos cuando te piden que divulgues datos confidenciales o realices acciones: “Sé cortésmente paranoico”. Por ejemplo, antes de responder a la solicitud de un amigo de enviarle dinero, verifica su identidad con dos formas de comunicación.

También es una buena idea ser un poco desconfiado sobre la instalación de software aunque sea de una tienda de aplicaciones. Si proviene de una compañía que no conoces y alguien de tu confianza no lo recomienda, entonces no lo hagas.

La solución general para la reutilización de contraseñas es usar un administrador de contraseñas para crear y guardar distintos inicios de sesión.

“Usa un administrador de contraseñas con contraseñas únicas para cada sitio”, explica Epstein.

Pero Mogull está de acuerdo con usar métodos menos sofisticados si te ayudan a dejar de usar contraseñas recicladas. Incluso algo básico como anotarlas: “un cuaderno con contraseñas es perfectamente aceptable si no quieres complicarte con un administrador de contraseñas”.