Vida Sana
La historia de los trágicos efectos de la COVID-19 en los hogares de ancianos de EE.UU. es más que conocida. Aunque sus residentes representan menos del 1% de la población nacional, los hogares de ancianos son responsables de más de un cuarto de las muertes por coronavirus en el país, 55,000 hasta ahora, según datos del Gobierno (en inglés). Es más, los expertos dicen (en inglés) que es una cifra inferior a la realidad.
Sin embargo, lo que es menos conocido es el impacto del coronavirus en los centros de vida asistida del país, que, al igual que los hogares de ancianos, están llenos de adultos mayores que corren un mayor riesgo de contraer la enfermedad y que viven en espacios relativamente reducidos. Los casos y las muertes en los centros de vida asistida contribuyen al devastador número de víctimas de COVID-19 en los centros de cuidados a largo plazo; se dice que el total de fallecimientos en los hogares de ancianos, centros de vida asistida, centros de atención para adultos y otros centros de cuidados a largo plazo representa alrededor del 40% de las muertes por coronavirus en EE.UU. (en inglés), o alrededor de 80,000 víctimas. Pero no está claro el número de las muertes ocurridas específicamente en los centros de vida asistida.
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Sin embargo, un análisis reciente de la Kaiser Family Foundation (en inglés) reveló que los centros de vida asistida —que alojan a 800,000 personas— observaron un "aumento significativo" de casos y muertes de COVID-19 entre los residentes y el personal entre junio y agosto. Los casos y las muertes aumentaron en un 66 y un 59%, respectivamente. Hubo un asombroso aumento de un 156% en los casos entre el personal.
Por muy alarmantes que sean estas cifras, lo que también es revelador es la falta de datos a nivel nacional que informen el análisis. Para agosto, solo 19 estados identificaron públicamente casos o muertes de COVID-19 específicamente en centros de vida asistida. "Por consiguiente, es difícil saber en qué medida los residentes y el personal de los centros de vida asistida se han visto afectados por la COVID-19 o en qué medida se necesitan intervenciones urgentes", decía el análisis.
Muchos en la industria dicen que la escasez de datos viene acompañada de un problema mayor, concretamente, los centros de vida asistida han sido en gran medida pasados por alto en los esfuerzos de alivio del coronavirus en el país, aunque su población es muy vulnerable.
"En cierto sentido, hemos sido olvidados", dice Dwayne J. Clark, fundador y director ejecutivo de Aegis Living, que dirige 32 centros de vida asistida y de cuidados para pacientes con trastornos de la memoria en Washington, California y Nevada. Hasta la fecha durante la pandemia, Aegis ha reportado 99 infecciones de residentes, 121 infecciones de personal y 21 muertes a causa de la COVID-19 entre sus 5,000 residentes y personal.
"No muchas personas entienden el nivel de cuidados que ofrecen los centros de vida asistida en nuestro país", dice. "Estamos cuidando de personas que necesitan mucha atención, como en los hogares de ancianos".
Elaine Ryan, vicepresidenta de Defensa de Derechos e Integración de Estrategias Estatales de AARP, dice que los centros de vida asistida "han ocupado un tercer lugar en términos de atención durante esta pandemia".
Ella comenta: "El 99% de los esfuerzos al comienzo de la pandemia se centraron en los hospitales; los hogares de ancianos no fueron prioridad para cosas como [el equipo de protección personal] o cualquier tipo de apoyo al personal. Con el paso de los meses, se dio más atención a los hogares de ancianos, que eran particularmente vulnerables. Pero no había ese mismo enfoque en los centros de vida asistida".
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