Vida Sana
Menopausia más cáncer: es un doble golpe que algunas mujeres de cierta edad conocen muy bien. Justo en el momento en que (tal vez) estés empezando a controlar todas las cosas placenteras que vienen con “el cambio” (sofocos y sudoración nocturna, alteraciones del sueño, cambios de estado de ánimo o confusión mental), ¡pum!, te dan la mala noticia: tienes cáncer de mama. De repente una situación ya de por sí difícil se pone peor.
El momento también puede ser difícil por otros motivos. “El diagnóstico de cáncer de mama es terrible, pero afrontar la enfermedad durante los años posmenopáusicos lo hace aún más difícil. Este suele ser un período de transición, y es posible que estés enfrentado cosas, desde un divorcio hasta los hijos que se van de la casa o discriminación por edad en el sitio de trabajo”, dice la doctora Marisa Weiss, directora de oncología radioterapéutica de mama y educación sobre la salud del seno del Lankenau Medical Center y fundadora de Breastcancer.org. Ella indica que muchas de sus pacientes mayores se preocupan por tener que tomar tiempo del trabajo para someterse al tratamiento.
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La menopausia por sí sola no aumenta el riesgo de cáncer de mama, pero envejecer sí lo hace. La mediana de edad de diagnóstico para las mujeres de Estados Unidos es de 62 años. (Las tasas comienzan a aumentar después de los 40 años y alcanzan su punto más alto después de los 70 años). Si bien puede que el sistema inmunitario debilitado cumpla una función, en las mujeres mayores el principal responsable es el estrógeno (o, más bien, la cantidad acumulada de exposición al estrógeno de una mujer con los años). De hecho, aproximadamente el 80% de los casos de cáncer de mama en mujeres posmenopáusicas son provocados por esta hormona.
“El estrógeno estimula el tejido mamario, y entre más tiempo las mamas estén expuestas al estrógeno, más alto es el riesgo de presentar cáncer de mama”, dice la doctora JoAnn V. Pinkerton, directora ejecutiva de la Sociedad Norteamericana de Menopausia (NAMS), profesora de obstetricia y ginecología, y directora de la división de Midlife Health del University of Virginia Health System. “Por ejemplo, las mujeres con menopausia tardía, que la comienzan después de los 55 años, tienen más riesgo. De la misma forma, tener la menstruación más temprano (antes de los 12 años) y luego presentar menopausia tardía, también incrementa el riesgo”.
Aunque ciertos tipos de estrógeno disminuyen con la menopausia, el cuerpo continúa produciendo esta hormona años más tarde, la mayor cantidad de esta proviene de los adipocitos (células de grasa) y las glándulas suprarrenales. Lo que significa que el aumento de peso en particular es un factor de riesgo del cáncer de mama posmenopáusico, ya que entre más adipocitos haya, habrá más estrógenos. Varios estudios muestran que las mujeres con sobrepeso u obesidad después de la menopausia tienen del 20 al 60% más riesgo de presentar cáncer de mama que aquellas que son delgadas. De hecho, la grasa adicional (en particular, la de la sección media) es la principal fuente de estrógeno del cuerpo años más tarde. Aún más, este tipo de grasa segrega proteínas que aumentan la inflamación en todo el cuerpo, lo que se ha relacionado con un riesgo más alto de recurrencia de cáncer de mama, en particular, en las mujeres posmenopáusicas.
La hormonoterapia posmenopáusica, en la que se combinan estrógeno y progesterona para aliviar los síntomas de la menopausia, también se ha relacionado con un riesgo más alto de cáncer de mama cuando se administra por tiempo prolongado. “Entre más años estés marinada en hormonas, el riesgo es más alto”, afirma la doctora Marisa Weiss, directora de oncología radioterapéutica de mama y educación sobre la salud del seno del Lankenau Medical Center, y fundadora de Breastcancer.org.
Las mamas densas (con mucho tejido fibroso o glandular y no mucha grasa) también pueden ser un factor. No obstante, la relación entre la densidad mamaria y el cáncer de mama no está clara, una posibilidad, dice Weiss, es que: “el ambiente dentro de las mamas densas es una invitación para que se multipliquen las células mamarias anormales. Las células que viven ahí se sobreestimulan. Es como tener una fiesta con música a todo volumen en lugar de estar en una biblioteca silenciosa”.
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