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Las infecciones de las vías urinarias

Por qué se repiten en las mujeres mayores y cómo ha cambiado el tratamiento.


spinner image Formulario de evaluación médica para infecciones urinarias
HAILSHADOW/GETTY IMAGES

Para muchas mujeres, la sensación es dolorosamente conocida: ardor al orinar, necesidad de usar el baño con frecuencia, dolor en la pelvis y a veces mal olor o apariencia turbia en la orina.

Nos referimos a las infecciones urinarias, o UTI en inglés. Y aunque tal vez pensemos que afecta a las mujeres jóvenes, lo que alguna vez se llamó “cistitis de la luna de miel” en realidad es un problema común después de la menopausia. También sucede con menos frecuencia en algunos hombres mayores, en general a consecuencia de un agrandamiento de la próstata que bloquea la vía urinaria.

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Además, si bien la mitad de las mujeres tendrán una infección urinaria en algún momento de sus vidas, cerca de la mitad de las mujeres posmenopáusicas tienen infecciones recurrentes, es decir, dos en un intervalo de seis meses, o tres en doce meses. “Las infecciones urinarias recurrentes son más comunes en las mujeres mayores”, señala Nicole De Nisco, profesora adjunta de University of Texas, en Dallas, cuya investigación se centra en las infecciones urinarias persistentes en las mujeres después de la menopausia. “Creemos que puede tener algo que ver con el deterioro del sistema inmunitario”.

Como te diría cualquiera que las haya padecido, las infecciones urinarias no son nada agradables. Según De Nisco, “No solo son incómodas, sino que son trastornos dolorosos que realmente limitan la calidad de vida. El médico clínico con el que trabajo tiene pacientes que lo llaman en medio de la noche llorando porque sienten mucho dolor”.

Estas infecciones también son un poco impredecibles. “Las infecciones de la vejiga son difíciles porque parecen tener mente propia, suceden en cualquier etapa de la vida y tienden a agruparse”, señala Felecia Fick, asistente médica del Departamento de Uroginecología de Mayo Clinic. “Y a medida que envejeces, puedes no tener los mismos síntomas que cuando eras más joven”. Para dar un ejemplo, Fick describió a una paciente mayor que tuvo recientemente y que no tenía disuria (dolor al orinar), pero debido a una infección urinaria tenía pérdida de orina y no podía vaciar completamente la vejiga porque la vía de salida estaba bloqueada por un prolapso vaginal.

Causas

Las infecciones urinarias se definen como infecciones que ocurren en cualquier parte del aparato urinario: desde la uretra y la vejiga hasta los uréteres y los riñones. En general suceden cuando las bacterias oportunistas del intestino ingresan al tracto urinario y ascienden. Según De Nisco, “El principal patógeno bacteriano es la Escherichia coli uropatógena (UPEC). Es responsable de cerca del 80% de las infecciones en las mujeres premenopáusicas y alrededor del 60% en las mujeres posmenopáusicas”.

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Las infecciones urinarias en las mujeres mayores tienen varias causas principales: cambios en la anatomía (como adelgazamiento del tejido y prolapso vaginal), niveles más bajos de estrógeno e incluso disminución de la movilidad. Además, dado que los síntomas pueden ser diferentes en las personas mayores (como fiebre, dolor, náuseas, fatiga, malestar general y falta de memoria), las infecciones urinarias a veces no se diagnostican y pueden causar un problema más grave como pielonefritis, que es una infección renal.

Fick explica que “En general, el estrógeno protege contra las infecciones de la vejiga, casi como tener una armadura directamente en el tejido vaginal, y con la falta de estrógeno que sobreviene después de la menopausia, se adelgazan el tejido vaginal y el revestimiento uretral.

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Beth Booton, enfermera profesional de Utah State University, señala que “A medida que el tejido vaginal se vuelve más delgado y menos resistente, las bacterias pueden multiplicarse a consecuencia de cualquier tipo de traumatismo, como por ejemplo un viaje largo en auto o en avión, incluso un trabajo sedentario en el que no te mueves mucho y la vejiga permanece en la misma posición durante mucho tiempo”.

¿A quiénes afecta? A muchas mujeres, aunque no a todas. Según Fick, “Los estudios demuestran que si has tenido infecciones de la vejiga antes de los 15 años, es más probable que las tengas después”.

Fick explica que si tienes infecciones recurrentes, el objetivo es “romper el ciclo”. Si puedes lograrlo y no tener síntomas durante seis meses, el riesgo de contraer una infección vesical disminuye al .05%, advierte Fick.

Tratamientos

El tratamiento de rutina para las mujeres cuyo análisis revelaba la presencia de bacterias en la orina solía ser la administración de antibióticos, pero ya no es así. “Una de las mejores cosas que puede hacer una mujer es buscar tratamiento solo cuando tiene síntomas”, señala De Nisco. La Dra. Lisa Corbin, profesora de práctica clínica en el Anschutz Medical Campus de University of Colorado, añade que “Una paciente puede venir y decir que la orina tiene mal olor, pero que de lo contrario se siente bien. Incluso si hay bacterias en la orina, tal vez no le recete antibióticos. Los médicos solían recetar antibióticos como dulces, pero ahora tenemos otra perspectiva”.

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El Dr. Howard Goldman, urólogo de Cleveland Clinic, está de acuerdo: “Si una paciente tiene lo que llamamos ‘bacteriuria asintomática’, lo que significa que tiene bacterias en la orina pero se siente bien, no hay motivo para recetarle antibióticos. Las mujeres tienen bacterias normales que viven en la vagina y que constituyen uno de los principales mecanismos de defensa para evitar que las bacterias perjudiciales asciendan a la vejiga. Los antibióticos pueden eliminar las bacterias saludables, y las mujeres pueden ser más propensas a contraer más infecciones”.

Sin embargo, si tienes una infección urinaria con síntomas pronunciados, un antibiótico puede ser lo indicado. Para las mujeres que tienen infecciones urinarias recurrentes y frecuentes, los médicos a veces también recomiendan la “terapia autodirigida”: antibióticos que las mujeres conservan en el botiquín de su casa o llevan con ellas cuando viajan, por las dudas.

Otro tratamiento eficaz es el estrógeno vaginal tópico. Booton explica que “Uno de los tratamientos principales que usamos con las mujeres mayores que tienen infecciones urinarias frecuentes es recetar estradiol, un estrógeno tópico que se absorbe en la vagina. Es asombroso. El estrógeno sostiene todas las estructuras de la pelvis, para que el tejido sea más denso y tenga más lubricación y así pueda tener más resistencia”.

Fick, quien con frecuencia receta estradiol (algunos nombres comerciales son Premarin y Estrace), indica que “Las mujeres pueden usarlo un par de veces por semana antes de acostarse. En general hace efecto a las seis semanas y restaura el tejido a un estado premenopáusico, por lo que hay mayor circulación de sangre en la zona, más tejido y más humedad, lo que forma una barrera más densa contra las bacterias. No tiene riesgos porque se absorbe en forma local y no sistémica. Es eficaz tanto con las infecciones de la vejiga recurrentes como con la incontinencia urinaria”.

También hay otras medidas que puedes tomar por tu cuenta. Fick recomienda beber líquidos en abundancia y, de igual importancia, vaciar la vejiga con frecuencia. Recomienda “beber, vaciar, beber, vaciar”. Fick también sugiere acidificar la orina tomando vitamina C o pastillas de arándano, que son mejores que el jugo común de arándano que tiene un alto contenido de azúcar y no es saludable para las personas que tienen diabetes. Señala que “Incluso tengo una paciente que bebe un cuarto de taza de vinagre de manzana todos los días”.

A veces las infecciones urinarias en las mujeres mayores son consecuencia de las relaciones sexuales, tal vez en las mujeres que vuelven a tener actividad sexual con una nueva pareja después de un divorcio en la mediana edad. Booton señala que “A diferencia de la masturbación, la actividad sexual con otra pareja puede desplazar las bacterias de afuera hacia adentro de la uretra. Normalmente hay bacterias en todo el perineo (el área entre el ano y la vulva), y la actividad sexual puede empujarlas hacia adentro. Por lo tanto, las mujeres mayores que tienen relaciones sexuales realmente deben estar al tanto de todo esto”.

Esto significa, en primer lugar, que las mujeres deben orinar de inmediato después de tener relaciones. Algunos médicos recomiendan que las mujeres que son propensas a tener infecciones urinarias a consecuencia de la actividad sexual tomen una pequeña dosis de un antibiótico profiláctico inmediatamente después de tener relaciones, como por ejemplo el fármaco genérico nitrofurantoína.

Corbin ofrece una advertencia final: los pacientes mayores que toman medicamentos inmunosupresores por problemas médicos crónicos como diabetes, artritis reumatoide o psoriasis deben tener un poco más de cuidado si tienen síntomas de una infección urinaria. En estos casos deben consultar con un médico de inmediato.

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