Vida Sana
| Cuando Patti Tucker terminó el tratamiento contra el cáncer de mama hace cuatro años, supuso que, en términos generales, volvería a tener una vida normal.
No fue tan fácil.
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"Tuve que volver a acostumbrarme a mi cuerpo", recuerda Tucker, de 57 años. Esto incluía lidiar con la neuropatía o daño de los nervios en las yemas de los dedos, que le causaban entumecimiento y hormigueo en las manos, y en ocasiones el dolor y la debilidad en las piernas que aparecían de pronto cada vez que corría largas distancias. "Ya han pasado casi cinco años y mi cuerpo todavía no es el mismo que tuve durante tantos años", dice Tucker, una escritora de San Antonio. "Y de poco me estoy dando cuenta de que nunca volveré a tenerlo".
Según la American Cancer Society (ACS), en Estados Unidos hay más de 3.5 millones de sobrevivientes de cáncer de mama. Esta cifra incluye a las mujeres que están recibiendo tratamiento y las que lo terminaron hace años. Pero el torbellino de emociones que acompaña el diagnóstico de cáncer de mama no acaba automáticamente cuando termina la quimioterapia. "La etapa de supervivencia con frecuencia es incluso más difícil, porque ahora las mujeres tienen que enfrentar la preocupación de tener una recurrencia y las secuelas del tratamiento", explica Kathleen Ashton, psicóloga de salud clínica del Cleveland Clinic Breast Center. "Estas luchas pueden ser invisibles para los demás, pero son muy muy reales".
Según un estudio del 2016 (en inglés), alrededor del 80% de las mujeres con cáncer de mama acaban enfrentando el trastorno por estrés postraumático (TEPT) en el primer año posterior al diagnóstico. Este trastorno puede continuar durante años: otro estudio del 2018 (en inglés) que se publicó en la revista Cancer descubrió que alrededor del 6% de las mujeres todavía luchan con los síntomas físicos y mentales del trastorno cuatro años después. "También pueden tener fatiga, dolor y problemas para dormir que afectan la calidad de vida que sobrellevan", agrega Ashton. "Pero para sus amigos y familiares es difícil entender por qué no están contentas de que haya desaparecido el cáncer".
Para rematar, las sobrevivientes pueden sentir que nadie las cuida, ahora que su equipo de oncólogos se dedica a otros pacientes y sus médicos de cabecera pueden no tener el tiempo y la experiencia para responder a las necesidades físicas y emocionales —con frecuencia complejas— de una paciente que tuvo cáncer, agrega Mary Dev, trabajadora social del University of Texas MD Anderson Cancer Center, en Houston.
Este es un panorama general de cuatro realidades comunes que enfrentan las sobrevivientes de cáncer de mama después del tratamiento y algunas estrategias para enfrentarlas.
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