Vida Sana
| Hace quince años, Jane Morello, de 78 años, recibió un diagnóstico de cáncer de mama en estadio III. Le extirparon los ganglios linfáticos, le dieron quimioterapia y radiación y la trataron con medicamentos durante cinco años.
El pasado julio, Morello recibió un diagnóstico de cáncer de páncreas. “Esto es muy difícil. El cáncer de mama era mucho más fácil”, dice.
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Sin embargo, Morello se siente afortunada de estar en manos de un oncólogo geriátrico que indicó una evaluación relacionada con la edad antes de recomendar un tratamiento.
Este examen multidisciplinario intenta detectar diversos problemas que no se reconocen en un examen físico, señala su médico, Rawad Elias, del Hartford Healthcare Cancer Institute en Connecticut. “En el caso de Jane, quería conocer bien su estado físico para saber qué tratamiento ofrecerle”, indica.
Dicha evaluación geriátrica, en la que un médico hace preguntas en persona o el paciente las responde en una tableta o algo similar, detecta problemas que pueden interferir con el tratamiento contra el cáncer. Por ejemplo, problemas relacionados con el apoyo social, la movilidad, el equilibrio y la cognición o trastornos del estado de ánimo.
Los resultados que se obtienen al calificar las respuestas ayudan a los oncólogos a tomar mejores decisiones con respecto al tratamiento, y a veces, decisiones diferentes. Por ejemplo, un estudio que se publicó (en inglés) en noviembre en el Journal of Geriatric Oncology determinó que el 27% de las recomendaciones de tratamiento para los pacientes de 70 años o más que se indicaron sin una evaluación geriátrica se modificaron después de llevarla a cabo.
Supriya Gupta Mohile, oncóloga y profesora de medicina y cirugía en el Centro Médico de University of Rochester, advierte que en la evaluación geriátrica los médicos deben considerar diversos factores que no se reconocen en una consulta de rutina. “Los oncólogos no toman en consideración los problemas de la edad a menos que se los enseñen. No reconocen los problemas de cognición y memoria porque no recibieron capacitación en ese sentido”, señala.
La evaluación geriátrica también puede evitar riesgos para los pacientes al identificar a aquellos cuyo organismo tal vez no pueda tolerar ciertos tratamientos. En mayo del 2018, la herramienta de detección logró mayor aceptación entre especialistas médicos cuando un estudio que publicó (en inglés) el Journal of Clinical Oncology demostró que ayuda a predecir “resultados adversos” relacionados con el tratamiento, incluso la muerte, señala Mohile, una de las autoras principales del estudio.
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