Vida Sana
Durante el primer año de la pandemia de COVID-19, los adultos mayores de 50 fueron los más propensos a aumentar el consumo de alcohol, según un estudio del 2022 llevado a cabo por investigadores en California. “Para muchas personas, ese incremento en la bebida se ha mantenido”, dice Lara Ray, profesora de Psicología y Psiquiatría de la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA) y coautora del estudio.
Esas no son buenas noticias en cuanto a la salud de los adultos mayores. Las últimas investigaciones indican que el consumo de alcohol aumenta los riesgos de más de 200 problemas de salud, entre ellos enfermedades cardíacas, enfermedades hepáticas, depresión, ansiedad, derrame cerebral y cáncer. Y los expertos recalcan que esos mayores riesgos ocurren con cualquier nivel de consumo: desde uno o dos tragos por día hasta los hábitos más fuertes.
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Sin embargo, reducir el consumo de alcohol puede ser difícil para muchas personas, como para los más de 14 millones de adultos en EE.UU. con trastorno por consumo de alcohol, el cual se define como una capacidad disminuida para parar o controlar el consumo de alcohol a pesar de sus consecuencias conocidas. Una variedad de factores intervienen en los hábitos de bebida de las personas, como la genética, la depresión, la ansiedad y el estrés. Y por el estigma, las personas afectadas por el alcohol suelen no pedir ayuda, según el Instituto Nacional sobre el Abuso del Alcohol y el Alcoholismo (NIAAA).
La buena noticia es que existe una variedad de opciones de tratamiento que pueden ayudar a frenar o dejar la bebida. Y lo que en general se desconoce es que la medicación es una de las opciones.
Lo que hay que saber sobre los medicamentos para el trastorno por consumo de alcohol
Si deseas dejar de beber, Nancy Beste, terapeuta especializada en adicciones de Steamboat Springs, Colorado, recomienda hablar con tu médico sobre las mejores maneras de hacerlo. Tal vez seas un buen candidato para el tratamiento con una de tres medicaciones aprobadas por el Gobierno federal que se ofrecen actualmente.
• Disulfiram, que puede usarse después de al menos 12 horas sin alcohol, causa síntomas desagradables (náuseas, vómitos, dolor de pecho, sudoración y debilidad) si se consume alcohol. La dosis es una pastilla por día.
• Acamprosato puede emplearse después de la abstinencia del alcohol para aliviar la ansiedad, la inquietud, la disforia y el insomnio que se sufre a medida que el cerebro se adapta a la vida sin beber. Típicamente la dosis son dos pastillas, tres veces por día.
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