Vida Sana
Es un momento interesante para tener migraña. Bueno, quizá no tanto, pero si has padecido durante años este peculiar tipo de dolor cerebral (frente a la cefalea tensional, más común y de origen muscular), es posible que por fin encuentres alivio.
Un cerebro propenso a la migraña es un cerebro muy reactivo que no responde bien a los cambios de luz, temperatura, sonido o incluso olor. Todo lo que desencadene este aumento de sensibilidad puede hacer que el cerebro comience a emitir señales de dolor.
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El dolor de cabeza puede persistir hasta 72 horas, pero la duración completa de un ataque puede ser de una semana. En algunos casos, no hay dolor de cabeza en absoluto, sino otros síntomas (destellos de luz o puntos brillantes, pérdida de la vista, náuseas, entumecimiento u hormigueo) que pueden confundirse con trastornos alarmantes que justifican una visita a la sala de emergencias.
En otras palabras, no consideres la migraña como un simple dolor de cabeza. “Es una enfermedad neurológica genética”, señala la Dra. Nina Riggins, neuróloga, especialista en cefaleas y presidenta del Brain Performance Center and Research Institute. El modo en que hablamos de la migraña ha cambiado radicalmente: una persona no “tiene migrañas”, sino que padece “migraña”, una distinción importante que pone de manifiesto el carácter disruptivo e incapacitante de esta enfermedad. En el fondo, la migraña puede ser producto de una mayor sensibilización del sistema nervioso, aunque los investigadores siguen intentando descubrir la causa exacta. “Pensamos que el sistema nervioso central de los pacientes que padecen migraña es más sensible a las alteraciones del estilo de vida”, dice la Dra. Katherine Carroll, neuróloga del Northwestern Medicine Comprehensive Headache Center de Chicago.
Los cambios de la migraña con la edad
Según una investigación que se publicó en la revista Neurology and Neuroscience, uno de cada diez adultos mayores padece migraña cada año. Los síntomas evolucionan con la edad, sobre todo en las mujeres después de la menopausia, ya que el ascenso y descenso mensual de las hormonas es un desencadenante habitual. (Las mujeres tienen entre dos y tres veces más probabilidades de padecer migraña que los hombres). El dolor de cabeza, que en las personas más jóvenes suele manifestarse como un dolor punzante en un lado de la cabeza, puede desplazarse a ambos lados a medida que la persona envejece, explica Riggins. Los adultos mayores también tienen menos probabilidades de ser sensibles a la luz y al sonido o de presentar otros síntomas tradicionales de la migraña, como náuseas y vómitos.
“A medida que las personas envejecen —sobre todo las mujeres— y se produce un cambio hormonal después de la menopausia, quizá desaparezca por completo el dolor de cabeza y la migraña consista solo en el aura”, indica la Dra. Barbara L. Nye, profesora clínica adjunta de Neurología de la Facultad de Medicina de la Universidad de Wake Forest. El “aura” se refiere a los cambios visuales —destellos, puntos brillantes, formas, puntos ciegos, visión borrosa o pérdida de la vista— que suelen aparecer antes de un dolor de cabeza. “Puedes estar conduciendo por tu calle y ver un resplandor en el campo visual o tener un bloqueo parcial de la vista”, afirma Nye. Imagínate el pánico, ya que también pueden ser signos de un derrame cerebral. (Consulta "Cuándo debes acudir al médico")
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