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El peligro oculto de los lentes progresivos

Tus anteojos podrían ponerte en riesgo de caídas graves.


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Soy una persona de 73 años, saludable y en buena forma física. Hago ejercicio cuatro o más días a la semana durante al menos una hora, y soy lo suficientemente fuerte y ágil para correr detrás de mis cinco nietos, atraparlos y hacerles cosquillas. Incluso en mis sesenta y pico, mi médico bromeó que probablemente todavía podría pasar el examen físico del Cuerpo de Infantería de la Marina.

Así que me sorprendió muchísimo sufrir no una ni dos, sino cinco caídas graves el año pasado —dos en escaleras y tres al tropezarme con obstáculos que no vi y en desniveles justo a mis pies—, lo que me llevó a la sala de emergencias tres veces. El total de lesiones fue una clavícula gravemente rota, un tobillo severamente torcido por el que tuve que usar una bota durante dos meses, una cicatriz en la cara, dos conmociones cerebrales leves y cuatro grapas para cerrar una herida en mi cabeza.

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La American Public Health Association (APHA) informa que una variedad de organizaciones de atención médica y agencias gubernamentales reconocen las caídas en adultos de 65 años y más como una "crisis de salud pública nacional urgente"; es la principal causa de muertes relacionadas con lesiones en personas de 65 años y más, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades. Hay una razón por la que algunos adultos mayores se dan malas caídas, y no es porque seamos frágiles.

Es por nuestros anteojos.

Una receta para caerse

Comparación de tipos de lentes

Lentes monofocales

  • Los lentes para ver a distancia (para la miopía) no representan ninguna amenaza adicional de caídas. Los anteojos de lectura pueden y solo deben usarse para trabajos de cerca, no cuando estás caminando.

Lentes bifocales

  • Los lentes bifocales tienen una línea distinta que separa el mejoramiento de la visión a distancia y de cerca. Pueden representar un mayor riesgo de caídas.

Lentes progresivos

  • Los lentes progresivos cambian (progresivamente) desde la visión a distancia en la parte superior hasta la lectura de cerca en la parte inferior. Pueden representar un mayor riesgo de caídas.

El pasado noviembre, la APHA instó a los profesionales de la salud del país a examinar cuidadosamente a los pacientes con mayor riesgo de caídas, e identificó 10 causas principales que contribuyen a los 3 millones de visitas a la sala de emergencias y 38,000 muertes relacionadas con caídas entre los adultos mayores, incluidos medicamentos, inactividad física, demencia, trastornos neurológicos y metabólicos como la diabetes, y "problemas de la vista".

Lo que no se menciona es que cuando se trata de problemas de la vista y caídas, los mismos anteojos podrían ser el peligro: varios estudios científicos han encontrado que las personas mayores como yo que usan anteojos multifocales —progresivos, bifocales o trifocales— para corregir tanto la miopía como la hipermetropía, tenían aproximadamente el doble de probabilidades de sufrir caídas que aquellos que usan lentes monofocales. Una recopilación de estudios en la revista Journal of Refractive Surgery halló que aquellos con lentes multifocales tienen tres veces más probabilidades de tropezarse y caerse cuando caminan fuera de casa.

 "Como optometristas y oftalmólogos, no vemos la caída como un problema", dice el Dr. Daniel H. Chang, un oftalmólogo de California que escribió el estudio. "Porque si el paciente tropieza y se cae, no viene a quejarse con nosotros. Normalmente van al hospital... o a una funeraria".

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La razón por la que aquellos de nosotros con lentes multifocales tenemos un mayor riesgo de caídas es que estos tipos de gafas dificultan la visión del suelo debajo de nosotros. Esto no es un descubrimiento nuevo. El boletín Harvard Women’s Health Watch resumió el problema de los lentes multifocales en el 2010: "Cuando caminamos, normalmente vemos el suelo desde una distancia de cinco a seis pies, pero la longitud focal del segmento inferior de los lentes multifocales es solo un poco más de un pie. Por lo tanto, nuestra visión del suelo está... distorsionada precisamente a la distancia que necesitas para detectar y evitar obstáculos a nivel del suelo".

En el ensayo científico controlado y aleatorio más grande hasta la fecha, investigadores australianos en el 2010 siguieron a 606 personas de 65 años en adelante que usaron lentes multifocales durante 13 meses. Entre las personas activas que salieron al menos tres veces a la semana, aquellas que cambiaron a lentes monofocales para ver a distancia para caminar al aire libre se cayeron un 40% menos que las que usaron sus multifocales, dice Stephen Lord, investigador principal sénior en Neuroscience Research Australia y profesor en la Universidad de Nueva Gales del Sur, quien realizó el estudio. Él describe caminar con lentes multifocales en lugar de lentes monofocales como una forma de "discapacidad electiva".

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Peter Perl, de 73 años, el escritor de este artículo, ha sufrido cinco caídas graves debido a problemas de visión que, según él, fueron causados ​​por lentes progresivos.
Preston Gannaway

Un problema progresivo

Me había caído repetidamente por estas razones, al tropezarme con obstáculos invisibles y al no darme cuenta de que lo que parecía ser el último escalón de la escalera en realidad no era el último. En unos 25 años de interactuar con mis optometristas y ópticos sobre lentes progresivos, solo puedo recordar advertencias generalizadas de que se podría requerir algo de tiempo para acostumbrarse.

¿Entonces por qué nunca me advirtieron con más firmeza?

Parte de la razón es que los adultos que comienzan a usar lentes progresivos en sus cincuenta y tantos años o alrededor de esa edad generalmente no tienen problemas al principio. No es hasta que envejecemos y quizás necesitemos recetas más fuertes para la parte de lectura del lente que puede surgir el problema. El aumento en la potencia de la receta a menudo coincide con problemas de salud como el equilibrio y el tiempo de reacción, lo que aumenta aún más el peligro. "Muchos pacientes no se dan cuenta de que han llegado a un nuevo grupo demográfico donde es más peligroso", dice Andrea Thau, doctora de Optometría con sede en Nueva York y expresidenta de la Asociación Estadounidense de Optometría.

Algo que agrava los problemas que enfrentan las personas mayores es el hecho de que EE.UU. tiene muchas licencias y certificaciones laxas o inexistentes para los ópticos, dice James M. Morris, director ejecutivo de la United Opticians Association y ex director ejecutivo de la American Board of Opticianry & National Contact Lens Examiners (ABO & NCLE), la organización que certifica a los ópticos. Entre los 50 estados, 26 no requieren licencia para quienes se llaman a sí mismos ópticos, dijo Morris, y tres de los 24 estados que requieren licencia no tienen ningún requisito de que los ópticos con licencia se mantengan al día en su educación y formación.

"Si estás en un estado que no requiere licencia, tu óptico podría haber estado preparando hamburguesas ayer y luego colgar un letrero y decir, 'Soy un óptico'", explica Morris. En la mayoría de los estados, los ópticos son los únicos profesionales médicos que pueden surtir una receta especializada para un producto especialmente ajustado, pero no se requiere que tengan ninguna capacitación para hacerlo, dice Morris. En resumen: si usas lentes progresivos, debes tener cuidado de que tus anteojos sean recetados por un óptico licenciado por la ABO & NCLE.

Pequeñas molestias, gran recompensa

Por supuesto, los lentes progresivos son tremendamente valiosos. Pero incluso los lentes progresivos bien elaborados pueden no ser adecuados para todas las circunstancias, dice Thau.

"Muchas veces le digo al paciente, 'Bueno, tienes este par progresivo, tal vez sería buena idea conseguir uno monofocal. Es menos probable que te caigas'", dice Thau.

Pero, agrega, a menudo llevar dos pares es una molestia para los pacientes. Para aquellos que insisten en usar solo lentes multifocales, ella advierte a los pacientes mayores que "bajen la barbilla" al caminar por escaleras o superficies irregulares, porque eso te permite mirar a través de la parte superior del lente —la parte que te permite enfocar mejor a distancia— para que puedas tus pies ver claramente.

Desde que ocurrieron mis caídas, me he convertido en un evangelista sobre el peligro de los lentes progresivos y la importancia de llevar un par de lentes monofocales. Cuando he hablado con amigos y familiares mayores, me ha sorprendido cuántos tienen historias similares a la mía, pero nunca hicieron la conexión con sus lentes multifocales.

Así que tengo un nuevo protocolo estricto: siempre que salgo de casa, me pongo mis anteojos monofocales y guardo los progresivos en una funda delgada en mi bolsillo. La diferencia es impresionante. Cuando camino por una acera irregular tengo una visión clara de mis pies en lugar de una nube grisácea. Mi rutina ahora es ponerme mis anteojos progresivos una vez que entro en el automóvil, para poder leer el GPS. Sí, cambiar entre ellos es una molestia, pero estoy seguro de que ayudará a prevenir la caída número 6, y así podré seguir corriendo detrás de mis nietos y haciéndoles cosquillas durante muchos años más. 

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