Vida Sana
A estas alturas, ya todos sabemos lo difícil que se han tornado muchos aspectos de la vida a causa de la COVID-19. ¿Qué más es complicado? Cómo sobrellevamos el duelo.
El problema comienza con el impacto por la rapidez con la que se desencadenan los eventos: un ser querido se enferma rápidamente, es trasladado de urgencia a una unidad de cuidados intensivos (UCI) y se lo conecta a un respirador artificial. Con las visitas normalmente prohibidas en la habitación del hospital (o el hogar de ancianos), los pacientes a menudo mueren solos, sin la compañía de quienes son más importantes para ellos. Las despedidas finales suceden a través de un teléfono inteligente o una tableta en manos del personal médico en la habitación del paciente.
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Este escenario común durante la pandemia, dice el experto en duelo Robert Neimeyer, psicólogo y director del Portland Institute for Loss and Transition en Portland, Oregón, es muy diferente a la experiencia prepandémica más típica de perder a un ser querido por una enfermedad crónica como el cáncer o una enfermedad cardíaca. “Esas nos permiten pasar tiempo en el hospital, sentarnos al lado de la cama de nuestro ser querido y contar historias de nuestra experiencia compartida”. Con la COVID-19, a menudo se pierde la oportunidad de hablar de asuntos pendientes de la vida, enmendar relaciones o decir adiós. Todo eso puede afectar en gran medida nuestros sentimientos y perspectiva una vez que un amigo o familiar se ha ido.
A partir de ahí, el ritual colectivo de un funeral o entierro se puede posponer, o el doliente no se encuentra acompañado. “Así que tenemos una red de conexión rota, lo que produce lo que los psicólogos llamamos asuntos pendientes en el duelo”, dice Neimeyer.
Otros tipos de pérdida también están relacionados con la COVID-19: pérdida de empleo o seguridad financiera, pérdida del contacto físico con familiares y amigos debido al distanciamiento social, pérdida de la libertad de movimiento o de una sensación de control. Todo eso puede contribuir a lo que los psicólogos llaman duelo complicado, uno que es más difícil, intenso, prolongado y perturbador de lo habitual.
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