Vida Sana
¿Qué te viene a la mente cuando piensas en tu vejez? Quizás te gustaría viajar, pasar los veranos con tus nietos o retomar tu afición a la jardinería que dejaste de lado cuando tu vida se volvió complicada. Lo que sea que hayas planeado para tu próxima etapa, es importante que estés lo suficientemente en forma para poder disfrutarlo.
Los investigadores del envejecimiento solían concentrarse exclusivamente en la longevidad. Ahora que no es inusual vivir hasta después de los 80 e incluso 90 años, el énfasis ha cambiado. “Las personas tal vez puedan vivir más tiempo, pero no gozar de buena salud”, dice Robert Mankowski, profesor auxiliar del Institute of Aging en la Facultad de Medicina de University of Florida. “No estamos realmente interesados en alargar la vida; nos interesa más alargar la vida saludable”.
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Si en la actualidad tienes 50 años, es posible que no te preocupe mucho cómo te sentirás dentro de varias décadas. Eso es un error, porque tu cuerpo ya está cambiando. En la mediana edad, la masa muscular empieza a disminuir (las personas pierden, en promedio, alrededor de un 5% después de los 30), lo mismo sucede con la densidad ósea. Mientras tanto, tu metabolismo se desacelera y aumentas de peso con más facilidad, especialmente en el área del abdomen. La combinación de esas libras de más y la pérdida de musculatura puede hacer que sea más difícil mantener un buen equilibrio (en inglés), y también es posible que tus articulaciones se vuelvan más rígidas.
¿La buena noticia? Puedes combatir casi todos estos cambios fisiológicos con algunas medidas relativamente sencillas, sobre todo si no pierdes tiempo en empezar.
1. Obtén tus números de referencia
Si tienes pendiente hacerte un examen físico, programa una cita lo antes posible. El examen físico anual con análisis de sangre es la mejor manera de saber tus números imprescindibles (en inglés) que incluyen azúcar en la sangre, presión arterial, colesterol y peso. Hacer un seguimiento de estas estadísticas clave te ayuda a evitar o controlar la diabetes tipo 2 y las enfermedades cardíacas, dos trastornos muy comunes en los adultos mayores.
Para aquellos que deseen permanecer activos por el mayor tiempo posible a medida que envejecen, puede ser conveniente realizar algunas pruebas más. Considera comprar una balanza que mida tu composición corporal, dice Mankowski. Aunque estos aparatos no son muy precisos, te proporcionan una estimación aproximada de tu grasa corporal y masa muscular, que puedes usar para medir tu progreso a medida que intensificas tu rutina de ejercicios. (Más sobre el tema abajo). Por razones similares, él también aconseja que midas tu velocidad al caminar (o le pidas a un entrenador que lo haga) para averiguar la distancia que puedes caminar en seis minutos (en inglés).
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