Vida Sana
Si te cortas un dedo o te tuerces un tobillo, sientes dolor. Sin embargo, no ocurre lo mismo cuando se produce daño en una retina, el tejido fotosensible que recubre la parte posterior del ojo. La retina, la parte del ojo que envía información visual al cerebro, se puede desgarrar o incluso desprender de su fuente de irrigación sanguínea sin causarte la menor molestia.
No obstante, la ausencia de dolor no implica la ausencia de síntomas. De hecho, los oftalmólogos señalan que existen signos concretos de advertencia que todos deberíamos conocer. Esto se debe a que “por lo general, cuanto antes se diagnostique y trate al paciente, mejor será el resultado”, explica Purnima Patel, profesora adjunta de Oftalmología del Atlanta Veterans Affairs Medical Center y portavoz de la American Academy of Ophthalmology. Cerca de 3 de cada 100 personas tienen un desprendimiento de retina durante la vida. Por lo tanto, es mucho menos frecuente que las principales causas de pérdida de visión, como el glaucoma y las cataratas. Sin embargo, las consecuencias pueden ser graves. Cuando la retina se desprende de la parte posterior del ojo —como el empapelado que se despega de la pared de un cuarto de baño lleno de vapor— no puede desempeñar su función. Si no se trata, un desprendimiento puede causar pérdida permanente de la visión o ceguera en el ojo afectado. Los tipos más comunes de desprendimiento ocurren después de producirse un desgarro en el tejido fino de la retina, lo que permite que el líquido se filtre por detrás de ella y la desprenda. En las personas propensas, los desgarros de retina suelen ocurrir a causa de lo que en principio son cambios oculares normales que se producen con la edad.
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Estos son los cambios más importantes que debes tener en cuenta:
1. Muchas moscas volantes nuevas
Las moscas volantes son manchas que parecen estar delante de los ojos, pero que en realidad proceden del fondo ocular. Pueden “parecer telarañas, insectos que flotan en el campo visual o simplemente un pequeño remolino oscuro”, indica Patel.
Las manchas suelen ser más perceptibles con luz intensa, especialmente al mirar un fondo blanco, señala Philip Ferrone, presidente de la American Society of Retinal Specialists y profesor de Oftalmología en Hofstra University. Las moscas volantes que has visto durante un tiempo no suelen ser motivo de preocupación. Sin embargo, Patel y Ferrone consideran que debes prestar atención a toda aparición nueva y repentina de estas manchas. Las moscas volantes suelen producirse por cambios que el envejecimiento causa en la esfera de gel que ocupa el espacio entre el cristalino, cerca de la parte frontal del ojo, y la retina, en la parte posterior. Este saco de gel, llamado vítreo, se encoge y se torna más viscoso con la edad, lo que crea manchas y filamentos que se perciben en el campo visual. Según Ferrone, lo más común es que el vítreo se separe de la retina alrededor de los 60 años. Esa separación, llamada desprendimiento de vítreo posterior, puede causar una leve hemorragia y un aumento repentino de las moscas volantes, explica Ferrone.
El problema es que a veces esa separación también causa un desgarro en la retina, lo que puede producir su desprendimiento.
Los cambios oculares derivados de la diabetes y otras enfermedades también pueden causar la aparición de moscas volantes.
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