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Mantente saludable en el invierno

La COVID no ha desaparecido, la temporada de la gripe está por comenzar y hay gérmenes por doquier. Aquí te mostramos cómo reducir tu riesgo.


spinner image Ilustración de una mano que le dice detente a un grupo de virus
GETTY IMAGES

Cómo conseguir pruebas económicas de COVID

El Gobierno ya no ofrece pruebas gratuitas para hacer en casa, pero puedes encontrar formas económicas de hacerte las pruebas.

  • A través del seguro o de Medicare: Los planes de seguro médico y de la Parte B de Medicare cubren hasta ocho pruebas de COVID-19 de venta libre por mes. Tu plan puede tener sitios preferidos donde podrías obtener las pruebas en forma gratuita, pero también te puede reembolsar hasta $12 por cada prueba individual. En medicare.gov encontrarás una lista de farmacias participantes.
  • A través de tu médico: Medicare te cubre cuando la prueba de COVID-19 se realiza en un laboratorio, un consultorio médico, una farmacia o un hospital.
  • Sitios comunitarios de pruebas: Ciertos centros médicos y farmacias ofrecen pruebas de bajo costo o sin costo a través del Departamento de Salud y Servicios Humanos (HHS). Visita hhs.gov para encontrar un lugar donde se realizan pruebas cerca de ti (en inglés).

Si hay algo en lo que podemos estar todos de acuerdo es que los casi tres años de convivencia con la pandemia nos han dejado hartos de las enfermedades. Pero con la misma certeza con que después del otoño llega el invierno, la temporada de los virus pronto estará con nosotros. Las variantes de COVID-19 ahora son más numerosas que las victorias de Tom Brady en el Super Bowl, el último modelo de la gripe acaba de debutar y hay más de 200 virus al acecho capaces de causar el resfrío común.

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Pero hay un factor positivo: tú tienes el poder de reducir considerablemente el riesgo de enfermarte.

Lo importante es comenzar a tomar hoy las precauciones que necesitas para reducir el riesgo de contraer un resfrío, una gripe o COVID, y pasar el invierno con salud y a salvo. Por eso es que convocamos a los expertos y les pedimos que respondieran algunas de las preguntas más comunes.

1. La COVID parece ser mucho más leve ahora. ¿Todavía debo preocuparme?

Sí. Aunque la gran mayoría de las personas del país han tenido COVID al menos una vez, el virus causante de la enfermedad —el SARS-CoV-2— continúa evolucionando y mutando, y miles de personas ingresan cada día al hospital por su causa.

Nadie sabe exactamente hacia dónde se dirige este virus, dice el Dr. Panagis Galiatsatos, profesor adjunto de Medicina Pulmonar y de Atención Crítica en la Facultad de Medicina de Johns Hopkins. Él predice que habrá más casos a medida que bajen las temperaturas, con una posible ola de otra subvariante de la variante ómicron.

Ya sabemos que el sistema inmunitario se debilita con la edad, lo que aumenta la vulnerabilidad a las infecciones y prolonga el tiempo de recuperación. Más del 75% de las muertes por COVID correspondieron a personas mayores de 65 años, y el riesgo aumenta si existen trastornos médicos subyacentes. 

Pero hay otro factor que debemos tener en cuenta: una recuperación prolongada —y el tiempo en cama que puede requerir— aumenta el riesgo de una serie de complicaciones, desde pérdida de masa muscular y fuerza hasta inmovilidad prolongada y caídas, lo que podría ser el comienzo de una espiral descendente. Eso se aplica a la COVID, a la gripe y hasta al resfrío común.

“Tratar de llegar nuevamente al punto en el que estabas antes puede ser una batalla inmensa”, dice la Dra. Magdalena Bednarczyk, jefa de la sección de Medicina Geriátrica en Rush University Medical Center. “Para un adulto joven y en buen estado físico, el resfrío común puede ser una molestia. A un adulto mayor frágil puede derribarlo, literalmente”, dice.

¿Cuál es la conclusión sobre la COVID? Aún está en circulación, es grave y no está sola.

2. ¿Debería aplicarme el nuevo refuerzo contra la COVID?  De ser así, ¿cuándo?

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5 Factores de riesgo que no conocías

1. Abrazos: Después de la COVID, los abrazos fueron reemplazados por “choques” de manos en el aire. No obstante, los abrazos más frecuentes entre seres queridos están asociados con síntomas menos intensos de la enfermedad, según investigadores de Carnegie Mellon University (en inglés). Eso se debe probablemente a que el apoyo social contrarresta el estrés, lo cual mejora la capacidad del organismo para luchar contra las infecciones.

2.Horario de trabajo: Quienes trabajan el turno de medianoche son 1.2 veces más propensos a contraer gripe o un resfrío, en comparación con quienes trabajan en horarios más tradicionales, y es más probable que su enfermedad sea grave, según un estudio (en inglés) sobre empleados de hospitales publicado en American Journal of Epidemiology. El cambio en el ciclo circadiano puede afectar el funcionamiento del sistema inmunitario y hacerte más vulnerable a las infecciones.

3. Dietas bajas en carbohidratos:  Quienes siguieron dietas bajas en carbohidratos y ricas en proteínas fueron más propensos a sufrir infecciones de COVID moderadas a graves, en comparación con quienes siguieron una dieta a base de plantas, con frutas, verduras y granos integrales, según un estudio en BMJ Nutrition, Prevention & Health (en inglés). Las dietas basadas en plantas están repletas de nutrientes que combaten las enfermedades respiratorias.

4. Sueño: Dormir menos de seis horas por noche está asociado con un riesgo cuatro veces mayor de contraer un resfrío, en comparación con dormir más de siete horas, según reveló una encuesta en la publicación Sleep (en inglés). No dormir lo suficiente puede deteriorar la actividad de las células inmunitarias.

5. Luz solar: Se ha demostrado que pasar tiempo al sol protege contra la gripe, posiblemente porque activa la producción de vitamina D, la cual reduce el riesgo de infecciones respiratorias.

Para las personas mayores de 65 años, estar al día con las vacunas reduce en un 94% la probabilidad de acabar en el hospital. Por eso, sí, deberías aplicarte el refuerzo.

Y este es el momento perfecto para hacerlo, suponiendo que ya has recibido la dosis inicial. El refuerzo más reciente ataca las subvariantes más contagiosas de ómicron, por lo que agregarlo a tus vacunas anteriores es como colocarte una armadura de inmunidad completa. Y como también esta es la época del año para vacunarte contra la gripe, puedes combinar ambas vacunas en una sola cita.

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Estoy saliendo de una infección de COVID. ¿Debo esperar para aplicarme el refuerzo? Sí. Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), deberías esperar tres meses desde la aparición de los síntomas (o de una prueba positiva) para aplicarte el refuerzo. Eso le da tiempo al sistema inmunitario a reconfigurar sus propias defensas naturales antes de agregarle la protección adicional de la vacuna. (Si experimentas el efecto rebote de COVID, espera tres meses desde el retorno de los síntomas o desde una prueba positiva).

Sin embargo, si tienes alguna enfermedad crónica del hígado o de los pulmones, diabetes, problemas cardíacos u otros trastornos de salud que aumentan tu riesgo, consulta a tu médico sobre el momento de vacunarte, dice el Dr. Cameron Wolfe, especialista en Enfermedades Infecciosas en la Facultad de Medicina de Duke University.

3. ¿Llegará alguna vez el momento en que no necesitemos estas vacunas?

Tal vez, pero el escenario más probable es que los refuerzos contra la COVID se conviertan en una rutina anual. “El objetivo es adoptar una pauta similar a la de la vacuna anual contra la gripe que permita que las empresas farmacéuticas puedan modificar la vacuna para mantenerse al día con las variantes que estén circulando en ese momento. Lo ideal sería combinarla con la vacuna contra la gripe para simplificar”, dice Wolfe. Pero no hemos llegado a eso todavía porque, a diferencia de la gripe, la COVID continúa siendo una amenaza todo el año.

4. ¿Cómo puedo ayudar naturalmente a mi sistema inmunitario?

“No hay inyecciones ni vitaminas que produzcan un sistema inmunitario ultrarreforzado”, dice el Dr. Lawrence Livornese, experto en Enfermedades Infecciosas y jefe del Departamento de Medicina de Main Line Health System. “No fumar, no beber en exceso, hacer ejercicio en forma regular, aplicarse las vacunas preventivas y seguir una dieta saludable son las mejores armas”.

Con eso dicho, un estudio reciente (en inglés) halló que el sistema inmunitario responde con más fuerza a las vacunas contra la COVID y contra la gripe si realizamos 90 minutos de ejercicio de actividad leve a moderada unos 30 minutos después de recibir la vacuna (y la cantidad de reportes de efectos secundarios no aumentó). Si bien el estudio fue pequeño, podría tener sentido programar una larga caminata u otro movimiento de intensidad leve después de la vacuna.

5. Más allá de las vacunas, ¿cuáles son las últimas recomendaciones para protegerme de la COVID?

Galiatsatos recomienda tener dos herramientas a mano: pruebas rápidas para hacer en casa y mascarillas con buen ajuste. Hacerte una prueba antes de las reuniones de las fiestas y después de la exposición al virus puede ayudar a identificar una infección y así evitar propagar el virus entre tus seres queridos. Y aunque probablemente a esta altura estés harto de las mascarillas, él recomienda usar una con buen ajuste —como las N95, las KN95 y las KF94— si tienes planes de estar en lugares públicos por una o dos horas, ir de compras al supermercado por mucho tiempo o viajar en un medio de transporte público. (¿Un viaje rápido de 10 minutos al supermercado? Ponte una mascarilla quirúrgica descartable).

6. Con todas estas pruebas que se realizan en casa, ¿cómo sé si los casos de COVID están aumentando o no?

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Tu kit para mejorar

Antes de quedar marginado a causa de la fiebre, los dolores corporales, la tos y los estornudos, asegúrate de que tienes una cantidad suficiente de estos productos esenciales.

1. Pruebas de COVID: Evítate la incomodidad de esperar tosiendo en la cola de la farmacia para comprar pruebas de COVID. Ten dos o tres pruebas rápidas a mano para ayudarte a identificar si tus síntomas están relacionados con la COVID.

2. Mascarillas: Ya sea que tengas COVID o no, protégete y protege a quienes te rodean usando una mascarilla. Las mejores son las N95, las KN95 y las KF94.

3. Acetaminofén: El acetaminofén (Tylenol) es el medicamento antifebril preferido para luchar contra las enfermedades, dice la Dra. June McKoy, geriatra y profesora de Medicina en la Facultad de Medicina Feinberg de Northwestern University. El ibuprofeno es excelente para esguinces y torceduras, pero en las personas mayores puede aumentar la presión arterial, afectar la función renal y causar malestar gastrointestinal.

4. Termómetro: La fiebre puede ser un síntoma de COVID-19 y de gripe, pero es menos probable en un resfrío común. Tener a mano un termómetro te dará información importante en caso de que debas llamar al médico. Consejo de expertos: compra un termómetro de contacto (los que se usan en la frente, en la boca o en la axila), ya que se ha comprobado que los termómetros sin contacto no registran la mayor parte de los casos de fiebre.

5. Oxímetro de pulso: Este dispositivo, que se acopla al dedo, mide el nivel de saturación de oxígeno en la sangre y puede indicar si está disminuyendo, lo cual requiere intervención médica. La Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA) advierte que estos monitores pueden ser menos precisos en las personas con tonos de piel más oscuros, por lo que debes hablar con tu médico antes de comprar uno. Si tienes problemas para respirar, llama al médico.

6. Pastillas para la garganta: McKoy recomienda limitarse a las pastillas sin sabor y sin zinc (el zinc puede alterar el sentido del olfato y del gusto por varios días, dice).

7. Jarabes para la tos: El dextrometorfano (Robitussin) es una buena opción para calmar una tos molesta. “No conviene suprimir la tos por completo, ya que sirve el propósito de despejar las vías respiratorias”, observa McKoy.

8. Sopa: Mantén una variedad de sopas en la alacena este invierno y toma una cuando te apetezca. La sopa es hidratante y puede ayudar a acelerar el movimiento de la mucosa y aliviar la congestión. 

El mayor uso de las pruebas en el hogar ya está considerado en las estimaciones de los casos de infección por COVID (en inglés) que realizan los CDC, dice el Dr. David Cennimo, profesor adjunto de Medicina en la Facultad de Medicina de Rutgers en Nueva Jersey. Pero si buscas una estadística realmente precisa, fíjate en los índices de hospitalización. Si el índice está aumentando en tu área, quiere decir que la COVID está aumentando, y también deberías incrementar tus precauciones. Actualmente, los índices están estables en todo el país. Las hospitalizaciones hacen pico en invierno: en Estados Unidos hubo un pico de casi 155,000 personas hospitalizadas en enero del 2022; el mes de enero del año anterior había sido de 135,000.

7. Ya tuve COVID una vez. ¿Eso reduce la probabilidad de volver a contagiarme?

No totalmente. Piensa en la COVID como en un resfrío común muy potente. Contraerlo una vez no significa que no puedes enfermarte de nuevo. “El virus cambia tanto con el tiempo que la respuesta inmunitaria que creaste contra una versión es suficiente para protegerte contra la enfermedad grave, pero no contra una nueva infección”, dice el Dr. Steven Lawrence, especialista en Enfermedades Infecciosas de Washington University en Barnes-Jewish Hospital. Y cada nueva infección trae un nuevo riesgo de complicaciones, incluida la COVID prolongada.

8. ¿Debería pedir un tratamiento antiviral si mi prueba de COVID es positiva?

Sí. “El tratamiento temprano con Paxlovid o Lagevrio [otro fármaco antiviral] puede evitar la hospitalización y minimizar el riesgo de muerte”, dice el Dr. Thomas Tsai, asesor sénior de Políticas del equipo de la Casa Blanca encargado de la respuesta ante la COVID-19. Pero es crucial que los fármacos lleguen a las personas más vulnerables. “Históricamente, siempre hemos visto la subutilización de los tratamientos en las poblaciones mayores. Es por eso que las personas mayores suelen ser los grupos más vulnerables”, explica.

“Nuestros adultos de edad avanzada nuevamente están soportando la carga más pesada de desenlaces graves de la COVID-19, incluidos índices más altos de hospitalización y, lamentablemente, de muertes”, dice Tsai. Si sospechas que tienes COVID, comunícate con tu médico para conseguir los antivirales.

9. He oído hablar de “flurona”, o enfermarse de coronavirus y gripe al mismo tiempo. ¿Puede ocurrir eso realmente?

En un estudio (en inglés) de casi 7,000 personas con COVID en el Reino Unido, alrededor del 8% contrajeron un segundo virus, y en alrededor de la mitad de esos casos, se trató del virus de la gripe. Los pacientes que tenían flurona fueron marcadamente más propensos a requerir asistencia respiratoria y a morir en el hospital. Ese es otro motivo para aplicarte tanto la vacuna contra la gripe como el refuerzo de COVID este año.

La amenaza de la inminente temporada de gripe tiene a los CDC en alerta, y lo que recomiendan este año es que los adultos mayores de 65 años se apliquen la vacuna contra la gripe de dosis alta o la vacuna coadyuvada en lugar de la dosis estándar.

“La gripe es una enfermedad muy grave en las personas mayores”, dice la Dra. Nina Blachman, especialista en Medicina Geriátrica y profesora adjunta de Medicina en NYU Langone Health. Un estudio publicado en The New England Journal of Medicine (en inglés) halló que los adultos mayores son seis veces más propensos a sufrir un ataque cardíaco en los siete días siguientes a contagiarse de gripe.

10. Si mi caso de COVID fue realmente grave, ¿significa que la gripe también me atacará con fuerza?

No necesariamente. “Nuestros sistemas inmunitarios son tan únicos como las huellas digitales”, dice Lawrence. En general, en ausencia de otros trastornos médicos (enfermedades pulmonares, por ejemplo) que te hacen vulnerable a las infecciones respiratorias, tu respuesta a la COVID no predice cómo reaccionarás ante la gripe, y viceversa, dice.

Jessica Migala ha escrito para Women’s Day, Family Circle, Women’s Health y más de otras treinta publicaciones.

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