Vida Sana
En el 2010, cuando tenía 55 años, al músico croata-estadounidense Nenad Bach le diagnosticaron la enfermedad de Parkinson. Cinco años más tarde, sus temblores eran tan intensos que tuvo que dejar de tocar la guitarra. A diferencia de muchos pacientes que continúan un proceso de deterioro, Bach ahora está prosperando. Ya cerca de los 70, no solo toca la guitarra, sino que está en mitad de una gira internacional. Él atribuye la mejoría de su salud a un popular deporte de raqueta.
Bach, quien pasa la mayor parte del tiempo en Croton-on-Hudson, un suburbio de la ciudad de Nueva York, se aficionó a este deporte cuando un amigo lo invitó a jugar un partido informal en un club de tenis de mesa. Al día siguiente, notó que se sentía mucho mejor, así que volvió a jugar la semana siguiente. Nuevamente, notó una mejoría en los síntomas. Siguió jugando, y aproximadamente seis meses después, pudo tocar la guitarra en un ritmo sincopado, algo que requiere considerable destreza en los dedos.
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Ansioso por compartir su pasión por el tenis de mesa y su renovada sensación de salud con otros pacientes de Parkinson, Bach comenzó a difundir su mensaje. Su grupo se convirtió en PingPongParkinson (en inglés), una organización sin fines de lucro que agrupa a entusiastas del juego. Una vez por semana, alrededor de 30 jugadores se unen regularmente a Bach en el Westchester Table Tennis Center en Pleasantville, Nueva York, y han surgido otras sedes en Nueva Jersey, Filadelfia, Wisconsin y California, así como también en Europa. El grupo realiza cenas informales cada varios meses y un campeonato anual. El Campeonato Mundial del 2023 se realizará en septiembre en Austria.
El poder transformador del tenis de mesa
Bach dice que no es el único integrante del grupo que se ha beneficiado tremendamente con el tenis de mesa. “Hay personas que no podían caminar y ahora caminan. Hay otras que no podían hablar y ahora hablan”, dice.
Por lo general, el mal de Parkinson se presenta a una edad avanzada; eso explica por qué la mayoría de los miembros del club de Bach tienen más de 60 años. Pero la organización acepta pacientes de todas las edades y en todas las etapas de la enfermedad. Todos tienen algo que aportar y algo que obtener del grupo.