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5 factores sorprendentes que aceleran el envejecimiento

El embarazo, la interacción social y la proximidad a la naturaleza pueden afectar cómo envejeces a nivel celular, para bien o para mal.


spinner image Montaje de una mujer joven y otra mayor
Collage de fotos: AARP (FuentE: GETTY IMAGES)

Ya sabes lo que no debes hacer si quieres vivir una vida larga y saludable: comer mucha comida chatarra, beber alcohol en exceso, pasar demasiado tiempo recostado en el sofá e ignorar los buenos hábitos de sueño y la estimulación mental.

"La mayoría de las cosas que son malas para tu salud son malas para el envejecimiento", ya que el simple hecho de hacerse mayor es el principal predictor de enfermedades no infecciosas como el cáncer, los trastornos cardiovasculares y el Alzheimer, dice Calen Ryan, científico de investigación asociado y científico principal de datos en el Centro de Envejecimiento de la Universidad de Columbia.

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Pero Ryan y otros expertos dicen que factores menos conocidos pueden acelerar el envejecimiento a nivel molecular. Mediante el uso de "relojes epigenéticos", o marcadores internos de la edad biológica, no cronológica, a partir de análisis de sangre y otras pruebas, están obteniendo más información sobre lo que podría dañar, o proteger, tus células.

Aunque estos controvertidos relojes son solo herramientas que miden piezas de un complicado rompecabezas del envejecimiento —no son bolas de cristal que predigan exactamente cuándo vas a morir— pueden motivarte a reevaluar tus hábitos, sin importar tu edad.

"Casi sin excepciones, es posible mejorar la salud y reducir el riesgo de morir o desarrollar enfermedades a prácticamente cualquier edad", dice Matt Kaeberlein, profesor de Patología en la Universidad de Washington, donde solía encabezar el Healthy Aging and Longevity Research Institute. "En otras palabras, nunca es demasiado tarde para empezar".

Esto es lo que las investigaciones emergentes sugieren que podría estar acelerando tu reloj biológico y cómo, de ser posible, ralentizarlo.

1. El embarazo, con excepciones 

Un estudio de abril del 2024 publicado en PNAS por Ryan y sus colegas encontró que mujeres de Filipinas de 20 a 22 años que habían estado embarazadas parecían "biológicamente mayores" que las mujeres que nunca tuvieron un embarazo. Cuantas más veces una mujer había estado embarazada, más envejecida parecía al realizarse un examen interno.

Mediante el uso de seis relojes epigenéticos, los investigadores concluyeron que los resultados se mantuvieron constantes cuando se tomaron en cuenta factores socioeconómicos, ambientales e inmunológicos. Los investigadores descubrieron que los padres en el mismo rango de edad no experimentaron los mismos cambios.

El embarazo causa algunos "cambios físicos obvios, pero creo que lo sorprendente es que algunos de estos cambios se observan también a nivel molecular", señala Ryan.

El estudio obtuvo mucha atención en los medios de comunicación, pero hay excepciones importantes.

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Investigaciones de Yale sugieren que aunque el embarazo parece acelerar el envejecimiento biológico, ese proceso tiende a revertirse, al menos parcialmente, tres meses después del parto. "Se produce una recuperación masiva", dice Ryan.

La lección no es que no debas tener hijos, o que debas tener menos hijos, si valoras la longevidad, explica, sino que las personas embarazadas y las nuevas madres necesitan más apoyo. Los efectos del estudio de Ryan son "pequeños, y probablemente se agravan por la falta de apoyo que reciben las madres, ser una madre joven, tener un acceso limitado a la atención médica y recibir una nutrición inadecuada", explica. "No debe ser motivo de alarma".

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2. Las conexiones sociales débiles  

Es posible que hayas oído hablar de la epidemia de soledad y aislamiento en el país, ¿pero sabes por qué esas experiencias son tan graves? Hablando claro, pueden ser mortales.

Investigaciones frecuentemente citadas han demostrado que la falta de fuertes conexiones sociales está vinculada a un aumento en el riesgo de mortalidad similar a fumar 15 cigarrillos al día. Es más arriesgado que la inactividad física o la obesidad. Una investigación más reciente (en inglés) que utilizó biomarcadores sanguíneos en 12,000 adultos chinos sugiere que la soledad, junto con otros estados psicológicos como la infelicidad, acelera el envejecimiento más que fumar. 

Eso se debe a que somos seres sociales, y la falta de vínculos estrechos puede hacer que tu cuerpo esté en un estado crónico de lucha o huida. Ese estrés desgasta tu cuerpo y tu sistema inmunitario, haciéndote más susceptible a las enfermedades y, sí, a una muerte prematura.

"Cuanto más se reduzca tu 'espacio vital', más corta será probablemente tu vida", advierte Steven Austad, profesor distinguido del Centro Integrativo para la Investigación del Envejecimiento en la Universidad de Alabama, Birmingham. "Tu espacio vital incluye todas las áreas que visitas, cada lugar al que vas". El espacio vital de algunas personas es su casa. Y otras personas salen y conocen gente, charlan con sus amigos... y esas son las personas que se mantendrán saludables por más tiempo".

3. El ejercicio extremo (a veces) 

Mantenerse activo es, sin duda, la clave para una vida larga y saludable. Pero, como la mayoría de los hábitos, los extremos pueden perjudicarnos, y el ejercicio no es la excepción.

En un estudio del 2023 (en inglés), aún sin publicar, de una revista médica revisada por expertos, los investigadores analizaron datos de gemelos finlandeses a los que se les hizo un seguimiento durante 45 años. Cuando compararon los hábitos de ejercicio de algunos de los participantes con medidas del envejecimiento biológico obtenidas de muestras de sangre tomadas al final del período de estudio, hallaron que las personas más físicamente activas parecían ser 1.8 años "mayores" que aquellas que se mantenían "activas" pero no "muy activas". El estudio reveló que tanto las personas sedentarias como las muy activas tenían niveles más altos de proteínas relacionadas con la función renal, lo que a su vez aumenta el riesgo de enfermedades cardíacas y muerte cardíaca súbita.

Los autores del estudio dicen que la tendencia heredada de algunas personas hacia los hábitos saludables, incluido el ejercicio, puede desempeñar un papel más importante en el riesgo de mortalidad que la cantidad exacta de ejercicio que hagas. Otras investigaciones han demostrado que aunque la actividad física moderada o intensa a largo plazo, a un ritmo de más de cuatro veces el mínimo semanal —es decir, hacer ejercicio más de 10 horas a la semana—, no está vinculada con un mayor riesgo de muerte prematura, tampoco se asocia con un menor riesgo de mortalidad. En otras palabras, en algún momento, hacer ejercicio deja de ser beneficioso.

"Si le hicieras una de estas pruebas de [edad biológica] a un ultramaratonista justo después de correr la ultramaratón, probablemente parecería mayor de lo que es", dice Kaeberlein. “Así que el ejercicio es interesante porque durante su transcurso, supone un estrés bastante fuerte para el cuerpo. Pero, a continuación, se activan los mecanismos de protección que tienen un beneficio neto positivo".

4. Perder peso más adelante en la vida

De manera similar, aunque la obesidad está vinculada a una serie de problemas de salud que pueden acortar la vida, incluida la diabetes tipo 2 y las cardiopatías, eso no significa que tener un peso inferior al normal o perder mucho peso siempre sea saludable. De hecho, señala Austad, "sabemos que tener un poco de sobrepeso tiene un efecto protector más tarde en la vida". 

En un informe del 2023 (en inglés), los investigadores revelaron que las personas que dejaron de ser obesas entre la mediana edad y la vejez (entre 40 y 84 años) parecían biológicamente “mayores” que las personas que permanecieron obesas. Sin embargo, las personas que perdieron peso cuando eran más jóvenes, parecieron frenar su edad biológica. Estos hallazgos podrían estar relacionados con la idea de que la pérdida de peso más tarde en la vida puede ser involuntaria y estar vinculada a la fragilidad y otros problemas de salud, dicen los autores del estudio.

"Con la creciente población de adultos mayores, el seguimiento de las fluctuaciones de peso podría ayudar a identificar a las personas con alto riesgo de envejecimiento acelerado y, eventualmente, posponer las complicaciones de salud relacionadas con la edad", escribieron.

5. Vivir en una 'jungla de concreto'

Vivir cerca de espacios verdes puede agregar un promedio de 2.5 años a tu vida, pero vivir lejos de ellos puede acortarla, según un estudio del 2023 (en inglés) que analizó los biomarcadores sanguíneos asociados con el envejecimiento. Más específicamente, los autores del estudio evaluaron 20 años de datos de casi 1,000 habitantes urbanos y descubrieron que aquellos con menos acceso a parques y otros espacios verdes parecían experimentar, en general, un envejecimiento epigenético acelerado.

Aunque la raza, el género y la situación socioeconómica fueron factores determinantes, no explicaron por completo el efecto de la naturaleza, o su ausencia, en la edad biológica de las personas, según la investigación. 

"Al menos para algunas personas, vivir en un entorno muy urbano sin acceso a la naturaleza puede crear estrés biológico, estrés psicológico, y es razonable deducir que eso pueda tener un impacto negativo en la salud y el envejecimiento", señala Kaeberlein. Pero "hay otros mecanismos de defensa que las personas pueden usar que tienen que ver con la conciencia plena y las relaciones saludables con otras personas que probablemente puedan compensar algunas de esas consecuencias negativas".

En caso de duda, dice Austad, "levántate de tu silla, sal al aire libre y participa en actividades sociales".

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