Vida Sana
El nombre de Jack Gross ha pasado a ser sinónimo de la dificultad de luchar contra la discriminación por edad en el trabajo.
En el 2004, Gross, que en ese momento era un ejecutivo de seguros de 55 años, entabló una demanda por discriminación por edad contra su empleador, FBL Financial Group, cuando lo descendieron de su cargo como director de gestión de reclamaciones. El caso de Gross finalmente se apeló en la Corte Suprema. La histórica decisión del 2009 no solo se dictó en su contra sino que estableció un precedente legal, lo cual dificultó en gran medida poder entablar una demanda y ganar en virtud de la Age Discrimination in Employment Act (ADEA, Ley federal contra la Discriminación por Edad en el Empleo), de 1967.
Antes del proceso judicial de Gross, los trabajadores debían demostrar únicamente que la edad fue un factor motivante en una acción que perjudicaba su empleo. Después del caso de Gross, los empleados han tenido que demostrar que la edad fue el factor decisivo.
Los abogados dicen que eso es mucho más difícil de probar en un tribunal, y que ha disuadido a muchos trabajadores mayores de entablar demandas por discriminación contra sus empleadores.
Diez años después de la decisión de la Corte Suprema, Gross, que ahora tiene 71 años, ha tenido mucho tiempo para pensar. A pesar del impacto persistente de su caso, todavía considera que hizo lo correcto. “Muchas personas están siendo perjudicadas por el efecto que tuvo mi caso”, señala. “Lo lamento profundamente. Pero si tuviera que volver a hacerlo, estoy bastante seguro de que hoy tomaría la misma decisión”.
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Los problemas comenzaron para Gross cuando a él y a varios otros trabajadores mayores de FBL Financial Group (en inglés) los descendieron de sus cargos. Gross no perdió su trabajo, pero el cambio de puesto significó que su carrera quedaría en suspenso, y la disminución de los aumentos salariales significaría que su paquete de jubilación tendría menos valor.
“Sentía que cruzaba las líneas enemigas siempre que entraba a la oficina”.
“Sentía que cruzaba las líneas enemigas siempre que entraba a la oficina”.
— Jack Gross
Después de que Gross entabló su demanda por discriminación por edad, la cosa se puso difícil. Pasó los próximos siete años trabajando en la empresa mientras su caso recorría los tribunales, pero sin una descripción del cargo y poco que hacer, ya que la empresa lo apartó de sus previas responsabilidades laborales.
“Sentía que cruzaba las líneas enemigas siempre que entraba a la oficina”, recuerda.
Durante décadas antes del pleito, Gross solía almorzar con un grupo de colegas. Ahora comía solo. “No quería que nadie tuviera problemas por ser amigo mío”, señala.
El estrés comenzó a perjudicar su salud, y Gross señala que los síntomas de ansiedad lo llevaron al hospital varias veces. Desde que dejó la empresa, Gross ha aprendido a enfrentar la pérdida. Además, continúa intercediendo en nombre de la ley propuesta Protecting Older Workers Against Discrimination Act (POWADA), una legislación federal que disminuiría la carga probatoria para ganar los casos de discriminación por edad: básicamente la revocación de la decisión de 5-4 de la Corte Suprema que lleva su nombre. El proyecto se presentó en el 2009, y Gross dice que espera que algún día se convierta en ley.
Gross señala que “A esta altura no tengo nada que ganar desde el punto de vista económico. Pero a muchas personas se les niega justicia por mi caso. Me gustaría que eso cambiara”.
Floyd Cardwell
El caso: Ruby Tuesday
A los 59 años, Floyd Cardwell no se sentía un hombre mayor. Y sin duda no estaba listo para jubilarse. Pero eso cambió después de una entrevista para el cargo de gerente general en un restaurante Ruby Tuesday de Boca Ratón, Florida.
Como Cardwell tenía veinte años de experiencia en el trabajo y la administración de restaurantes, pensó que era el candidato ideal para el cargo, que según él pagaría alrededor de $45,000. Pensó que la entrevista telefónica antes de la entrevista en persona había salido muy bien. Tan bien, de hecho, que un reclutador le pidió que llenara una autorización de investigación de antecedentes que incluía su fecha de nacimiento a fin de agilizar el proceso de contratación.
Sin embargo, cuando llegó a la entrevista el gerente parecía haber perdido interés, y Cardwell sintió que estaba tratando de deshacerse de él lo antes posible. Más adelante, la empresa le envió a Cardwell un mensaje electrónico para comunicarle que no lo contratarían para el trabajo y explicarle que intentaba “maximizar la permanencia y minimizar las renuncias prematuras”.
Para Cardwell, eso significaba que Ruby Tuesday no quería contratarlo porque pensaba que probablemente dejaría de trabajar pronto por su edad. Cardwell estaba enojado, y decidió pelear. En el 2017, Ruby Tuesday pagó $45,000 para resolver la demanda que entabló la Equal Employment Opportunity Commission (EEOC, Comisión de Igualdad de Oportunidades de Empleo) de Estados Unidos en nombre de Cardwell.
“Realmente hubiera preferido seguir trabajando muchos años más”.
Ahora Cardwell tiene 65 años y está satisfecho con el acuerdo, pero dice que ha enfrentado la discriminación por edad en muchas otras ocasiones, antes y después de la entrevista en Ruby Tuesday. Está jubilado, pero no por elección propia. “Prácticamente me di por vencido”, dice. “Realmente hubiera preferido seguir trabajando muchos años más”.
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