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¿Es seguro volver a la oficina?

Los expertos dicen que la comunicación es clave para manejar el regreso.


Navegar la nueva normalidad para ir a la oficina

 

Desde mediados de marzo, cuando el brote de coronavirus fue declarado una emergencia nacional, los empleadores de todo el país han tenido que cambiar la forma en que operan. Desde las nuevas prácticas de seguridad, diseñadas para proteger a los trabajadores y clientes de sitios como los supermercados, hasta las órdenes de trabajar desde casa que impusieron muchos empleadores, trabajar durante la pandemia ha sido de todo menos normal.

Pero ahora que más empresas están abriendo sus oficinas una vez más, muchos trabajadores mayores y personas con problemas de salud subyacentes —que son más susceptibles a las complicaciones graves de la COVID-19— se preguntan si es seguro volver. Con la orientación de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), muchas empresas están empezando a aplicar nuevas prácticas para evitar la propagación del coronavirus.

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Los expertos en seguridad laboral dicen que una clave para proteger la salud de los empleados será la comunicación abierta y continua entre los trabajadores y sus jefes.

Los expertos en seguridad laboral dicen que una clave para proteger la salud de los empleados será la comunicación abierta y continua entre los trabajadores y sus jefes.

"Una de las cosas que creo que los trabajadores mayores deben tener en cuenta es que no deben dudar en hacer preguntas a su empleador", dice Lawrence Sloan, director ejecutivo de la American Industrial Hygiene Association (AIHA), la organización para las profesiones que se centran en la salud y la seguridad laboral. "Al volver al trabajo por primera vez en meses, creo que todos los empleados tienen derecho a hacer preguntas a sus empleadores para entender qué nuevas políticas se van a implementar en el lugar de trabajo”.

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Pautas de los CDC para edificios de oficinas

El contenido de esas políticas está comenzando a aclararse. Los CDC publicaron recientemente una nueva guía sobre lo que los edificios de oficinas pueden hacer para frenar la propagación de COVID-19 en el lugar de trabajo. Las recomendaciones a las oficinas incluyen:

  • Controlar la temperatura y la presencia de síntomas cuando los empleados llegan al trabajo.
  • Ubicar los escritorios a por lo menos 6 pies de distancia (o separarlos con divisores de plástico cuando eso no sea posible).
  • Limitar la cantidad de personas que pueden estar en un ascensor a la vez.
  • Mejorar el flujo de aire en la oficina, ya sea al abrir las ventanas o modificar el sistema de climatización.
  • Clausurar las áreas comunes para evitar que los empleados se reúnan.
  • Usar mascarillas tanto como sea posible.
  • Prohibir los apretones de manos, los abrazos y los golpes de puño, entre otras recomendaciones.
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En este momento, estas directrices para las oficinas no son obligatorias en todo el país; la decisión de aplicarlas total o parcialmente queda a criterio de cada estado y cada empleador.

"Es un verdadero mosaico ahí fuera", dice Debbie Berkowitz, directora de Salud y Seguridad del Trabajador para el Nacional Employment Law Project, una organización sin fines de lucro que aboga en nombre de los trabajadores. "Pero para detener la propagación de la COVID-19 en la comunidad hay que asegurarse de mitigar la propagación de la enfermedad en el lugar de trabajo. No querrías que las personas contraigan el virus en el trabajo y luego lo propaguen en la comunidad".

Algunos trabajadores mayores están preocupados

Hay evidencia que sugiere que los trabajadores mayores están preocupados por volver a la oficina. Qualtrics, una empresa que ayuda a los empleadores a medir la satisfacción de sus trabajadores, descubrió a fines de abril que siete de cada diez personas de 55 años o más estaban preocupadas por la posibilidad de volver al trabajo.

Como complicación adicional, no todos los adultos mayores tienen un trabajo en el que pueden trabajar desde casa. Según el Center for Retirement Research de Boston College, aproximadamente el 55% de los trabajadores mayores no pueden trabajar a distancia. "Dado que es menos probable que los trabajadores con salarios bajos estén en ocupaciones en las que pueden trabajar a distancia, la apertura de la economía significa que se enfrentarán al riesgo sanitario de volver a trabajar antes de que el virus esté bajo control o al riesgo económico de agotar sus recursos", dice Anqi Chen, subdirectora del Center for Retirement Research.

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También está la cuestión de la licencia por enfermedad pagada. Los trabajadores que no pueden permitirse el lujo de tomar tiempo libre si están enfermos pueden representar un peligro para la salud de sus compañeros y clientes. Según el Pew Research Center, el 24% de los trabajadores civiles en EE.UU. no tenían licencia por enfermedad pagada en sus puestos de trabajo antes de la pandemia. La legislación federal promulgada en respuesta al brote de COVID-19 otorga licencia por enfermedad pagada a un mayor número de trabajadores, pero no abarca a todos los empleadores y vence a fin de año.

El diálogo abierto es fundamental

Los empleadores tendrán que mantener un diálogo con los empleados de más edad sobre cuán seguros se sienten en el entorno de la oficina, dicen los expertos. Los empleadores "reconocen que van a tener que disipar realmente las preocupaciones", dice Sloan, de la AIHA. "Los trabajadores, en particular los mayores de 50 años, deben estar en constante comunicación con su empleador". (Conoce más sobre los derechos de los trabajadores durante la pandemia).

"Es importante que los empleadores permitan a los trabajadores expresar sus preocupaciones, plantearlas, y luego actúen para resolverlas", añade Berkowitz.

Esas preocupaciones dependerán en última instancia de cómo cambien las responsabilidades y las relaciones laborales a medida que más personas retornen al trabajo de oficina en entornos que han sido reformados por la pandemia. Una cosa que es cierta es que los empleados de todas las edades tendrán que ser más conscientes del impacto que sus decisiones pueden tener en su propia salud y en la de sus compañeros de trabajo.

"Todo el mundo va a tener un nivel diferente de comodidad", dice Sloan. "Por lo tanto, algunas personas tomarán más precauciones adicionales que otras cuando estén en el espacio físico de la oficina. Pero al menos, cualesquiera que sean las directrices que el empleador recomiende o exija que se adopten, todo el mundo debe cumplir con lo mínimo".

spinner image Mujer con guantes en una oficina colocándose un tapabocas.
Getty Images

¿Debes ir a trabajar si podrías estar enfermo?

Para las personas que ganan un salario por hora o que normalmente no tienen acceso a una licencia por enfermedad pagada, la decisión de quedarse en casa si tienen síntomas o han estado expuestos al coronavirus no es fácil.

Esta es la recomendación de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de EE.UU. para los empleadores: "Alentar activamente a los empleados que tengan síntomas de COVID-19 o que tengan un familiar enfermo en casa con COVID-19 a que notifiquen a su supervisor y se queden en casa".

Pero tomar tiempo libre en el trabajo puede ser difícil para quienes no tienen licencia por enfermedad pagada. Según la Oficina de Estadísticas Laborales de EE.UU., casi 33.6 millones de personas no tuvieron acceso a licencia por enfermedad pagada a través de su trabajo el año pasado. Entre los trabajadores que ganaban $13.80 por hora o menos, sólo el 51% podía tomar licencia por enfermedad pagada.

Ya que reconocen los riesgos de obligar a tantas personas a elegir entre sus ingresos y la salud de los demás durante una pandemia, los legisladores promulgaron en marzo la Families First Coronavirus Response Act (Ley de familias primero en respuesta al coronavirus —en inglés— ). Esa ley exige que más empleadores proporcionen a los trabajadores licencia por enfermedad y licencia médica familiar pagadas hasta el 31 de diciembre.

En general, la Ley de familias primero exige que los empleadores proporcionen hasta dos semanas (80 horas) de licencia por enfermedad pagada según la remuneración regular del trabajador a quienes experimentan síntomas de COVID-19 o están en cuarentena voluntaria. Esta ley también exige a los empleadores que concedan hasta dos semanas (80 horas) de licencia a dos tercios de la remuneración del trabajador si éste necesita tomarse tiempo libre para cuidar a alguien que está en cuarentena.

Pero las empresas con más de 500 empleados están exentas de proporcionar los beneficios de licencia por enfermedad que establece esta ley (si bien muchas empresas grandes ya ofrecen licencias por enfermedad pagadas). Y, en el otro extremo del espectro, las pequeñas empresas con 50 empleados o menos también pueden solicitar la exención si el ofrecer este beneficio "pone en peligro la viabilidad de la empresa".

Hay algunos indicios de que las leyes de licencia por enfermedad pagada pueden estar ayudando a frenar la propagación del coronavirus. Un nuevo estudio de Georgia State University halló que esas leyes efectivamente hicieron que las personas no fueran a trabajar cuando estaban enfermas. "Si la licencia por enfermedad pagada ayuda a impedir que la gente vaya a trabajar cuando está enferma y, en consecuencia, previene la propagación de la enfermedad, esto tiene importantes implicaciones políticas en la lucha actual para contener la COVID-19", dice Michael Pesko, uno de los autores del informe.

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