Vida Sana
Decir “Sí, acepto” a tus 50, 60 o más años no es tan raro como podrías pensar.
El número de adultos en el país que se casaron por primera vez entre los 50 y 59 años ha experimentado un aumento considerable desde 1990, según un estudio reciente (en inglés) del Center for Family and Demographic Research de la Universidad Estatal de Bowling Green. Para las mujeres de entre 50 y 59 años, la tasa aumentó más del doble, y los hombres de entre 50 y 59 años no se quedaron muy atrás.
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Las parejas que deciden casarse después de los 50 años tendrán que considerar diferentes aspectos financieros que las generaciones más jóvenes, dice Cassandra Rupp, una planificadora financiera en Vanguard. Los adultos mayores probablemente han acumulado su propia riqueza, lo que plantea la cuestión de si deben mezclar los bienes con su nuevo cónyuge o mantener las cosas separadas.
Además, en esta etapa de la vida uno de los cónyuges puede estar pensando en jubilarse o ya haberse jubilado, mientras que el otro puede querer seguir trabajando. Una persona puede darle mucha importancia al ahorro, mientras que la otra se enfoca más en gastar en experiencias de vida como viajar por el mundo. Uno o ambos cónyuges podrían entrar al matrimonio con problemas financieros, como una alta deuda de tarjeta de crédito o una puntuación crediticia baja. También podría haber hijos adultos de un matrimonio anterior que necesitan ser añadidos a la ecuación.
A continuación, una guía sobre cómo fusionar dos vidas financieras complejas en una para las parejas mayores que se preparan para caminar hacia el altar.
Sé transparente
No todos están programados de la misma manera cuando se trata de dinero. Algunas personas gastan; algunas personas ahorran. Y para cuando las personas llegan a sus 50 años, su personalidad monetaria, caracterizada por sus comportamientos y valores financieros, ya está bien establecida.
“Una de las mayores diferencias entre las personas de 20 y 50 años es que las personas en sus 20 años todavía están formando su propia identidad y hábitos financieros y están más abiertos al cambio”, dice Sandra McPeak, asesora financiera sénior en Wells Fargo Advisors. “Para cuando llegas a tus 50 años, básicamente ya eres quien eres financieramente, así que es más complicado”.
Siéntate con tu futuro cónyuge y pon todas tus cartas financieras sobre la mesa, dice Joe Goldgrab, un asesor de gestión de patrimonio en TIAA. Habla sobre tus ingresos, tus hábitos de gasto y ahorro, y tus metas financieras a corto y largo plazo, como a qué edad ambos desean jubilarse.
Algunos asesores financieros llegan hasta a recomendar que las parejas revisen el informe crediticio del otro para tener una imagen clara de su historial financiero. Aunque McPeak no ha recomendado este tipo de revisión de crédito a sus clientes, dice que podría ser un ejercicio útil para las parejas dispuestas a hacerlo.
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