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La misión de 8 años de una investigadora de Harvard por recuperar su salud después de un derrame cerebral masivo

La historia de resiliencia de Jill Bolte Taylor ahora sirve de inspiración para los demás.


spinner image Jill Bolte Taylor en su estudio
AARON M CONWAY

Cuando las personas me preguntan cómo sobreviví después de perder todo —perder mi posición en Harvard como investigadora, estar apartada completamente de la realidad normal y de la capacidad de operar este cuerpo— mi respuesta siempre es la misma: no morí ese día.

Como neuroanatomista, lo que me interesa sobre el trauma cerebral no es lo que se pierde, sino lo que ahora florece. Cuando un sistema se desconecta, otro comienza a encenderse. El vaso sanguíneo que estalló en el hemisferio izquierdo de mi cerebro ese día en 1996 apagó mi capacidad de comunicación y movilidad, pero el hemisferio derecho se abrió a nuevos niveles de claridad y conexión. De alguna manera, me sentí entretejida en el tapiz universal, y esa sensación impulsó mi recuperación durante los próximos ocho años.

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Todas las recuperaciones ocurren básicamente en el cerebro, así que necesitas tratarlo bien. En primer lugar, prioriza el sueño, especialmente cuando hay trauma. Las células cerebrales son una materia viva como nosotros, y necesitan descanso. Cuando no duermes, te sientes nublado porque las células no tuvieron tiempo para eliminar los desechos de tu cerebro. Reduje el tiempo que pasaba frente a la pantalla: apagaba todo tres horas antes de acostarme para evitar el zumbido de energía. Me ayuda el hecho de que vivo en un barco, que para mí es como una cama de agua gigante. Hay sonidos de la naturaleza. Duermo tan profundo como un bagre en el fondo de un lago.

spinner image Jill Bolte Taylor en el hospital luego de su cirugía cerebral
JILL BOLTE TAYLOR

La caída: A los 37 años, la neuroanatomista de Harvard tenía un coágulo del tamaño de una pelota de golf que la dejó incapaz de hablar, leer, caminar, escribir o recordar. Dejó a un lado sus ambiciones académicas durante ocho años.

El regreso: A los 48 años, su relato de 18 minutos sobre su “golpe de intuición” fue la primera charla de TED que se volvió viral (con 26 millones de visitas y contando) y generó un “best seller” del New York Times, apariciones en  “Oprah” y una composición coral basada en recuperar su cerebro.

Vigila también tu nutrición. El cerebro necesita agua para funcionar correctamente. Necesita frutas y verduras. Consumir azúcar solo dificulta el proceso de recuperación de las células. Además, mueve tu cuerpo. El movimiento lo es todo. De lo contrario, cada vez se acumulan más desechos en el cerebro.

Recuperarte de cualquier tipo de contratiempo es un juego mental. Tengo lo que llamo la regla de 90 segundos al momento de reaccionar a la información que recibimos a través de nuestros sistemas sensoriales. Si tengo un resentimiento contra alguien de hace 20 años, o me enojo, esa adrenalina se descarga en mi torrente sanguíneo. Toma el control, y lo siento. Pero también sé que esas sustancias químicas se eliminan de mi sistema en 90 segundos. Después de eso, toda respuesta emocional restante soy yo, eligiendo permanecer en ese círculo emocional. Si tienes un contratiempo, espera un minuto y medio y se desaparece.

Perdí a mis padres en el 2015. Con mi padre, estaba de alguna manera preparada. Él tenía 96 años y había tenido una buena vida. Pero mi madre tenía solo 88 años y murió inesperadamente cinco meses después de recibir un diagnóstico de cáncer. Me rompió el corazón. Ella había sido una increíble y verdadera compañera y mejor amiga, además de ser mi madre. Además, me crio dos veces; la segunda vez después de mi derrame cerebral. La echo de menos en forma física, pero ahora entiendo que el límite es muy estrecho entre esta vida y su fin. En esencia, estaba casi muerta durante mi derrame cerebral. En ausencia de esas células cerebrales, una parte de mí se había ido. Pero no me liberé por completo, y ahora puedo sentirme acogida en la energía en que se ha convertido mi madre. La veo en las hojas mientras me saludan en los árboles. La veo cada vez que veo el color naranja en cualquier lugar, porque a ella le encantaba. La veo en las ondulaciones del agua, que es como un código Morse. Así es como se ve la resiliencia a nivel celular.

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