Vida Sana
Según la National Association for Home Care and Hospice (NAHC), en Estados Unidos hay alrededor de 12 millones de personas que cada año padecen una enfermedad, un trastorno crónico o una discapacidad y dependen de algún tipo de cuidado en el hogar. Dado que muchas de ellas son adultos mayores con trastornos subyacentes, tienen un alto riesgo de enfermarse de gravedad o morir si contraen COVID-19, según las pautas de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC).
Para estas personas y sus seres queridos o representantes, puede ser aterrador tener un auxiliar de cuidados en su hogar en un momento en que el coronavirus continúa extendiéndose con un alto poder de contagio, particularmente cuando las tareas comunes de cuidado en el hogar (como bañarse, arreglarse y alimentarse) requieren un contacto directo que contradice las pautas de distanciamiento social.
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Sin embargo, obtener información actualizada sobre el cuidado que puedes recibir en el hogar te puede ayudar a disminuir los riesgos, sentir confianza en tus decisiones y recibir un mejor cuidado durante este momento difícil.
“Hacer preguntas es fundamental”, dice Robert Stephen, vicepresidente de programación de seguridad de la salud de AARP, “porque no solo te aseguras de que tu ser querido recibe el cuidado adecuado, sino que también presionas a las agencias para que se adapten, ya que tal vez no estén haciendo lo correcto. Realmente es lo que debes hacer como defensor de tu ser querido”.
Aquí hay una lista de preguntas clave para hacerle al enfermero, al auxiliar o a la agencia de cuidados durante la pandemia antes de recibirlo en tu hogar. (Tenemos otras listas de preguntas para los hogares de ancianos y los centros de vida asistida). También debes aprovechar esta oportunidad para establecer algunas reglas básicas, recomienda Bill Sweeney, vicepresidente sénior de Asuntos Gubernamentales de AARP. Una de estas reglas podría ser que todos los que estén en la casa deban usar una mascarilla en todo momento, o que las ventanas deban permanecer abiertas durante toda la visita. “Tendrás tus propias reglas básicas y ellos tendrán las suyas”, señala Sweeney. “Antes de abrir la puerta, confirma que todos tengan en claro lo que va a suceder”.
También debes saber a quién recurrir si no se cumplen las reglas básicas o si el cuidado que recibes no es satisfactorio. Según Elaine Ryan, vicepresidenta de Defensa de Derechos y Estrategias Estatales de AARP, casi todas las agencias, ya sean privadas o públicas, tienen una línea de ayuda para llamar y compartir tus inquietudes o presentar una queja. Ella recomienda pedir ese número antes de programar las visitas en el hogar.
Si no recibes ayuda de la agencia, recurre al departamento de salud de tu estado. Estos organismos otorgan licencias, regulan el cuidado en el hogar e investigan las quejas. Si tienes problemas para comunicarte con el departamento de salud, el defensor de cuidados a largo plazo de tu estado tal vez te pueda ayudar.
1. ¿Qué cuidados son necesarios en este momento?
Si bien la decisión de recibir cuidados en el hogar durante la COVID-19 es personal y depende de muchos factores, es conveniente consultar con la agencia o el auxiliar si las visitas son esenciales en este momento.
Para muchas personas, los cuidados son esenciales y negarlos no es una opción, explica William A. Dombi, presidente de la NAHC. “Recuerda que el motivo por el que los trabajadores de la salud están visitando los hogares es que estas personas necesitan atención”, señala. “Y esas necesidades aún existen a pesar de la pandemia. Si no reciben la atención que necesitan, pueden terminar en la sala de emergencias, y ese no es un buen lugar para estar en este momento".
Brent Korte, director de cuidados en el hogar de EvergreenHealth Home Care en el estado de Washington, dice que su equipo evalúa constantemente cuáles visitas a los hogares en persona son “esenciales desde el punto de vista clínico” y si es posible brindar cuidados virtualmente entre las visitas esenciales. “Las videollamadas, o en algunos casos incluso las llamadas telefónicas, pueden ser muy eficaces”, indica. Por ejemplo, su equipo de capellanes ha logrado usar llamadas por video y por teléfono para ofrecer ayuda espiritual a distancia a los pacientes que reciben cuidados terminales.
Sin embargo, “es una situación que se decide según el caso y según muchas otras consideraciones”, explica, y advierte que el cuidado de heridas complejas y la terapia física después de una operación son tratamientos para los cuales es necesario hacer visitas en persona.
Cada uno tiene necesidades médicas diferentes y la decisión depende de la persona o su representante. Es aconsejable incluir a los proveedores de cuidados en esa conversación.
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