Vida Sana
| Según un nuevo análisis exclusivo de datos federales realizado por AARP (en inglés), las muertes por COVID-19 en los hogares de ancianos siguen estando muy por debajo de sus picos invernales, pero las disminuciones se han estancado y cada mes mueren más de 800 residentes y miembros del personal a causa del virus.
El análisis muestra que hubo poco cambio en las tasas nacionales de infecciones y muertes por COVID-19 en los hogares de ancianos desde mediados de marzo hasta mediados de mayo, incluso a medida que las tasas en la comunidad en general (en inglés) continuaron disminuyendo. Más de 10,000 residentes y miembros del personal se siguen contagiando cada mes.
¡ÚLTIMA OPORTUNIDAD! - Únete a AARP a precios del 2024; las tarifas aumentan en el 2025.
Obtén acceso inmediato a productos exclusivos para socios y cientos de descuentos, una segunda membresía gratis y una suscripción a AARP The Magazine.
Únete a AARP
Los expertos dicen que la limitada aceptación de la vacuna por parte de los trabajadores de cuidados a largo plazo, la escasez de trabajadores y la reciente relajación de las restricciones en los hogares de ancianos podrían estar causando el estancamiento, aunque se requieren más datos y más análisis.
Desde el comienzo de la pandemia, la COVID-19 ha matado a más de 184,000 residentes y personal de cuidados a largo plazo, que incluyen hogares de ancianos, centros de vida asistida y otros entornos residenciales. Según la Kaiser Family Foundation (en inglés), esas muertes representan casi un tercio de la cantidad total de muertes por COVID-19 en Estados Unidos.
En los hogares de ancianos, las tasas de infección y mortalidad alcanzaron su punto máximo el invierno pasado, cuando se reportó que cerca de 20,000 residentes y miembros del personal murieron a causa de COVID-19 en solo cuatro semanas, desde mediados de diciembre hasta mediados de enero; uno de cada 51 residentes murieron a causa del virus.
Luego, los casos y las muertes comenzaron a caer, con una disminución de más del 90% para mediados de marzo gracias a la llegada de las vacunas, la mayor rigidez de las restricciones gubernamentales y los altos niveles de inmunidad natural como consecuencia de varios meses con altas tasas de infección. Aunque la situación ha mejorado, los defensores de los hogares de ancianos dicen que las tasas actuales de COVID-19 en esos centros no deberían aceptarse como la nueva normalidad.
“Por cierto, espero que no lo sean”, dice Charlene Harrington, investigadora de hogares de ancianos en University of California, San Francisco. “Algo está terriblemente mal si es así".
Susan Reinhard, vicepresidenta sénior y directora del Instituto de Política Pública de AARP, dice que “diez mil muertes al año, solo por COVID, es una cantidad grande. Demasiado grande”.
También te puede interesar