Vida Sana
El cuidado en Puerto Rico
El 77%, o casi 8 de cada 10 adultos en Puerto Rico actualmente cuida o ha cuidado de un familiar.
—AARP Caregiving Survey
Los cuidadores familiares son el eje central en el sistema de cuido prolongado, pero dependen de redes de apoyo informales, de soluciones improvisadas y frecuentemente coordinadas a larga distancia.
—AARP Caregiving Survey
Mireya Pérez del Rio desborda energía para enfrentar y cumplir la gran encomienda que desempeña desde el 2013: cuidar de su madre Carmen del Rio Jiménez, de 90 años, que padece de Alzheimer y su padre Agustín Pérez Valentín, de 98.
“Me siento realizada, como mujer, persona, abogada, y cuidadora. Y siento que aún me falta mucho por vivir, soñar y hacer a mis 60 años”.
Mireya, de 60 años, nunca pensó en la jubilación temprana durante una exitosa carrera de más de 30 años como abogada, pero la enfermedad de su madre la obligó a tomar duras decisiones. A pesar de tener un hermano y dos sobrinos, pronto se dio cuenta de que el grueso de la atención de sus padres recaería en ella. Así que se jubiló para dedicarse a atender a sus progenitores, convencida de que hacerlo sería la decisión correcta. Aún lo cree.
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Mireya está prácticamente sola en el cuidado de sus padres. Su único hermano murió de cáncer después del paso devastador de los huracanes Irma y María por Puerto Rico en septiembre del 2017. Sus sobrinos viven en Estados Unidos, y ella no tiene hijos.
Para hacerle frente a los gastos, se mudó con sus padres y alquila su propio departamento. Con lo que obtiene de esta renta cubre las necesidades básicas y pagaba a dos asistentes. Sus ahorros se hicieron sal y agua ante la avalancha de gastos mes tras mes, que ascienden a casi cuatro mil dólares por mes. “Yo gasté la liquidación [que le dieron tras la jubilación]. Lo único que pude hacer con ese dinero fue consolidar unas deudas. No tengo nada más. Es muy difícil ahorrar en estas circunstancias”, explica.
Mireya comparte que nunca recibió ayuda del Gobierno de Puerto Rico ni tampoco de la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias (FEMA) a raíz de los desastres naturales que han impactado la economía de la isla. Tanto los huracanes, como los terremotos a finales del 2019 y la actual pandemia de coronavirus solo han traído más estrés a la vida emocional y financiera de Mireya.
A Mireya le preocupa su propio futuro pues sabe que el Alzheimer que padece su madre no es una casualidad. En la familia materna de Mireya han existido siete casos de Alzheimer. Sabe que hay una probabilidad alta de que ella misma desarrolle el mal, y no hay familia cercana que la cuide. “Yo que no tengo hijos, mis sobrinos están fuera de la isla. ¿Qué voy a hacer?”
Más que enfocarse en preguntas sin respuestas, asegura que prefiere estudiar y entender más la enfermedad y los síntomas previos que manifestaron otros familiares. Tiene claro que, para cuidar de sus padres, necesita cuidarse ella también. Busca la ayuda que puede, se apoya en el respaldo emocional de sus amigos, hace ejercicios y se mantiene positiva ante sus rutinas diarias llena de retos y complicaciones.
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