Vida Sana
El país se está aproximando a su cuarto año de la pandemia de coronavirus, y aunque los casos y las muertes por COVID-19 están aumentando una vez más, muchos médicos y expertos en salud pública esperan que el 2023 sea un año mejor que los años anteriores. El director de la Organización Mundial de la Salud, Tedros Adhanom Ghebreyesus, incluso ha insinuado la posibilidad de poner fin a la emergencia mundial de salud en algún momento en el próximo año.
Gran parte del optimismo se reduce a la inmunidad. En este momento de la pandemia, la mayoría de las personas en el país han sido vacunadas —muchos han recibido refuerzos— y la mayoría han tenido COVID, algunos más de una vez. “Y esas cosas ofrecen cierta protección”, dice la Dra. Preeti Malani, profesora de Medicina en la División de Enfermedades Infecciosas de la Universidad de Míchigan.
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En comparación con esta misma época el año pasado, también hay un acceso más generalizado a pruebas de COVID-19 en el hogar, mascarillas de alta calidad, tratamientos que salvan vidas y vacunas actualizadas que pueden ayudar a proteger contra algunas de las variantes más recientes del coronavirus.
“La COVID no ha desaparecido”, dice Malani. “Pero tenemos las herramientas para seguir adelante, para hacer todas las cosas que son importantes para nosotros”. Aun así, el virus podría sorprendernos en el 2023, como lo ha hecho antes. Esto es lo que los expertos en enfermedades infecciosas están vigilando de cerca en el nuevo año.
1. Nuevas variantes del coronavirus
Mientras el coronavirus continúe circulando, se espera que se produzcan nuevas versiones del virus. Sin embargo, lo que se desconoce es cómo estas variantes futuras afectarán el curso de la pandemia.
Ómicron y sus subvariantes han estado dominando la escena desde hace más de un año. Y aunque la altamente contagiosa variante ómicron llegó con fuerza, los casos y las hospitalizaciones finalmente disminuyeron y se redujeron para el otoño del 2022. (Sin embargo, es importante tener en cuenta que incluso cuando las tasas generales de hospitalización disminuyeron, la tasa de hospitalizaciones entre los adultos de 65 años o más todavía siguió siendo mayor que entre los adultos más jóvenes, según datos de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades).
Si ómicron y sus variantes continúan dominando, es posible que la COVID-19 se convierta en una enfermedad estacional más predecible, similar a la gripe y otros coronavirus humanos que causan síntomas similares al resfriado, dice el Dr. Steven Lawrence, profesor de Medicina en la División de Enfermedades Infecciosas de la Facultad de Medicina de la Universidad de Washington en San Luis.
Sin embargo, si una variante del virus completamente nueva y con más habilidades para evadir la inmunidad —una con su propia letra griega, como delta u ómicron— toma relevancia, podríamos ver otro aumento de enfermedades, sin importar la época del año, dice Lawrence.
La cepa del coronavirus que todos están observando en este momento es XBB.1.5, que es un pariente cercano de XBB, una variante recombinada (o híbrida) de dos subvariantes BA.2. En conjunto, estos brotes de ómicron representan casi el 45% de los casos de COVID-19 en el país, según los últimos datos de los CDC. Esa proporción se acerca más al 75% en algunos lugares, como Nueva Inglaterra.