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Lo que todos los adultos mayores deben saber sobre la anemia

Es frecuente, suele ser tratable y tiene un gran impacto potencial.


spinner image ilustración digital de glóbulos rojos
Shuttershock

 

Cuando te hacen análisis de sangre rutinarios, probablemente verificas ciertos resultados, como los valores del colesterol y de la glucosa en sangre. Pero los médicos dicen que hay otro número que debes vigilar a medida que envejeces: tus niveles de hemoglobina, un importante marcador de una enfermedad que puede tener un gran impacto en tu salud.

Esa enfermedad es la anemia, que significa tener muy pocos glóbulos rojos sanos. La hemoglobina es la proteína de esas células que transporta oxígeno a todos los tejidos del cuerpo. Aunque la anemia puede causar síntomas como cansancio y debilidad, el primer signo puede ser un recuento bajo de hemoglobina, a menudo definido como inferior a 12 gramos por decilitro (g/dL) en las mujeres e inferior a 13 g/dL en los hombres.

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Los estudios demuestran que, con el paso del tiempo, los adultos mayores con anemia, incluso anemia leve, corren un mayor riesgo de caídas, fragilidad, hospitalización y muerte, aunque no está claro con qué frecuencia la anemia es una de las causas.

Lo que está claro es que la anemia en los adultos mayores es frecuente y, en muchos casos, fácilmente tratable, dice el Dr. Luigi Ferrucci, director científico del Instituto Nacional sobre el Envejecimiento. "La anemia es muy rara en los hombres hasta los 65 años", cuando empieza a ser más frecuente, dice. Las mujeres están en riesgo durante los años de menstruación, luego tienen un descanso después de la menopausia, hasta alrededor de los 65 años, cuando las tasas de anemia también comienzan a aumentar, dice.

Un amplio estudio europeo detectó anemia en el 15% de los adultos de 64 a 69 años y en el 37% de los mayores de 90 años.

Si tienes anemia, es importante que intentes averiguar por qué, dicen los expertos. Con demasiada frecuencia, la anemia en los adultos mayores "se ignora y los síntomas se normalizan", dice el Dr. Michael Auerbach, hematólogo-oncólogo y profesor clínico de Medicina en la Facultad de Medicina de la Universidad de Georgetown, en Washington D.C. Además de cansancio y debilidad, esos síntomas pueden incluir dificultad para respirar, piel pálida o amarillenta, mareos, latidos irregulares del corazón, manos y pies fríos y dolores de cabeza.

Esto es lo que hay que saber sobre las cinco causas más comunes de anemia —y cómo aumentar la ingesta de hierro—.

1. Deficiencia de hierro

Si el cuerpo no tiene suficiente hierro, no puede producir suficiente hemoglobina, lo que provoca anemia. El bajo nivel de hierro es la causa tratable más común de anemia en los adultos mayores, dice el Dr. Andrew Artz, un hematólogo-oncólogo en el centro de tratamiento del cáncer y de investigación en City of Hope en Duarte, California. Por lo tanto, es lo primero que debe comprobar tu médico si tu hemoglobina es baja o si presentas signos reveladores de falta de hierro, como un deseo repentino de masticar hielo, dice. Unos sencillos análisis de sangre pueden mostrar cuánto hierro hay en el torrente sanguíneo y cuánto está almacenado en el organismo, afirma.

Pero Artz dice que esas no son las únicas pruebas que se deben realizar. Cuando los adultos mayores en Estados Unidos tienen una deficiencia de hierro, dice, es poco probable que la mala alimentación sea una causa importante. A veces, dice, se debe a que tienen problemas para absorber el hierro, lo que puede ocurrir tras una operación del estómago o con problemas de salud como la enfermedad celíaca.

Pero a menudo, dice, significa que están perdiendo sangre, casi siempre del tubo digestivo. Las causas pueden ser úlceras estomacales, cánceres, operaciones recientes, el uso de aspirina o incluso hacerse muchos análisis de sangre, dice. Si la causa no es obvia, los médicos pueden sugerir análisis de sangre en las heces o procedimientos para examinar el tubo digestivo inferior y superior, como una colonoscopia o una endoscopia superior.

El tratamiento consiste en encontrar y abordar la causa y sustituir el hierro con pastillas o tratamientos intravenosos. (Ver el recuadro).

2. Enfermedad renal crónica

Nuestros riñones producen una hormona llamada eritropoyetina (EPO) que es esencial para la producción de glóbulos rojos. Cuando se padece una enfermedad renal crónica, los riñones no producen suficiente EPO. En los casos graves, este tipo de anemia se trata con inyecciones de EPO sintética, dice Artz.

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3. Inflamación vinculada a enfermedades crónicas

Muchas enfermedades comunes —incluidas las autoinmunitarias, como la artritis reumatoide, la diabetes, la insuficiencia cardíaca, las infecciones crónicas y el cáncer— provocan inflamación. Esta inflamación puede provocar anemia al disminuir la producción de EPO, informa Artz. También puede hacer que el cuerpo reduzca el hierro en la sangre; algo que probablemente se desarrolló en nuestros antepasados como defensa natural contra las infecciones, no como inflamación duradera, dice Ferrucci, "Ahora, en lugar de ser un agente de protección, es algo problemático".

Tratar la causa subyacente suele ser el mejor enfoque para este tipo de anemia, dice Artz "Si tratas a alguien que tiene artritis reumatoide y se siente mejor, muchas veces la anemia también mejora".

4. Cánceres de la sangre y trastornos de la médula ósea

Los cánceres de la sangre constituyen una "pequeña parte" de los casos de anemia y suelen ir asociados a anemia grave y otras anomalías en los análisis de sangre, afirma Artz. Entre los cánceres que pueden causar directamente anemia se encuentran las leucemias, los linfomas y el mieloma múltiple, según la Sociedad Americana del Cáncer (ACS). Otros trastornos que afectan la médula ósea, como los síndromes mielodisplásicos (SMD), también pueden provocar anemia, al igual que terapias contra el cáncer, como la quimioterapia y la radioterapia, señala la ACS.

Si tu anemia es leve, muchos médicos consideran que tu riesgo de estos problemas de salud es demasiado bajo para tratar de detectarlos con una biopsia de médula ósea, dice Ferrucci.

5. Anemia inexplicable

Si no tienes un nivel bajo de hierro, una enfermedad renal o un trastorno inflamatorio, y las pruebas no han encontrado una causa menos común, como un trastorno de la tiroides o una escasez de folato o de vitamina B12, tienes "anemia inexplicable del envejecimiento", dice Ferrucci. Muchos están en la misma situación: los estudios sugieren que aproximadamente un tercio de los diagnósticos de anemia después de los 65 años entran en esta categoría. Alrededor del 90% son casos leves.

Los médicos saben que la anemia leve está asociada a una mala salud en la vejez, pero no saben si la anemia inexplicable es mayormente una causa o un efecto del deterioro de la salud, dice Ferrucci. "Corregir la anemia puede no resolver el problema porque la enfermedad subyacente sigue ahí", dice. Él y otros investigadores están trabajando para identificar esas causas subyacentes, dice.

En la actualidad, no existe un tratamiento específico para la anemia inexplicable del envejecimiento, dice Artz. Si la padeces, dice, es posible que tus médicos solo te pidan que te hagas análisis de sangre cada seis meses o dos años. Si los niveles de hemoglobina se mantienen bastante estables, es una buena señal, dice. No obstante, indica que los niveles de hemoglobina tienden a disminuir gradualmente con la edad, incluso en personas sanas y no anémicas.

Cuando una investigación exhaustiva no descubre nada, hay un lado positivo, añade, "Cuando no encontramos nada grave, es tranquilizador".

Consumir suficiente hierro 

Según los Institutos Nacionales de la Salud (NIH), la mayoría de las personas mayores en Estados Unidos ingieren suficiente hierro en su dieta. Entre las fuentes figuran:

  • Carne
  • Pescados y mariscos
  • Nueces
  • Frijoles
  • Verduras
  • Panes, cereales y otros granos enriquecidos

Pero si padeces anemia ferropénica, causada por hemorragias, mala absorción u otras causas, necesitas más. Eso suele significar tomar suplementos de hierro o recibir una infusión intravenosa de hierro.

Las infusiones, que son más caras, pueden ser apropiadas para las personas que tienen problemas para absorber el hierro, o que padecen enfermedad inflamatoria intestinal, enfermedad renal crónica o pérdida continua de sangre, según las directrices de la Asociación Americana de Gastroenterología. El Dr. Michael Auerbach, hematólogo-oncólogo en Washington D.C., dice que utiliza tratamientos intravenosos en todos sus pacientes mayores, para evitarles los efectos secundarios de las pastillas de hierro, como el estreñimiento. Un tratamiento, dice, suele ser suficiente.

Si tomas pastillas de hierro, dice, absorberás al menos la misma cantidad de hierro, con menos efectos secundarios, si las tomas en días alternos o dos veces por semana en lugar de a diario. También sugiere tomar las pastillas con jugo de naranja, ya que la vitamina C puede ayudar a la absorción del hierro.

Otros consejos de los NIH para tomar pastillas de hierro:

  • El hierro se absorbe mejor con el estómago vacío, pero es posible que necesites un poco de comida para evitar efectos secundarios como las náuseas.
  • Evita tomar hierro en las dos horas siguientes a la ingesta de leche, suplementos de calcio o antiácidos.
  • No tomes hierro con café, té o alimentos ricos en fibra, que podrían limitar su absorción. 
  • Consulta a tu médico sobre la posible interacción del hierro con otros medicamentos
  • Mantén las pastillas de hierro fuera del alcance de los niños. Ponte en contacto con el centro de control de envenenamiento si un niño se traga una pastilla.

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