Vida Sana
Tarde o temprano, la mayoría de nosotros vamos a necesitar atención a largo plazo. Eso puede consistir en ayuda para ir al médico o cocinar, o requerir la asistencia de un familiar o un asistente remunerado para bañarnos y vestirnos. Podría significar meses o años en un hogar de ancianos o en un centro de vida asistida.
“Hacemos planes para la jubilación, pero no planificamos necesariamente para los años más avanzados de la edad adulta en un cuerpo que va envejeciendo”, dice Jennifer Crowley, una enfermera certificada que también es planificadora de cuidados durante la vida en Kalispell, Montana, y autora de Seven Steps to Long-Term Care Planning.
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Solo el 28% de los adultos mayores de 50 años dicen que han pensado mucho en cómo podrían seguir viviendo de forma independiente si necesitaran ayuda con las actividades diarias, según una encuesta de AARP. Sin embargo, 1 de cada 5 de nosotros necesitará cuidados significativos a largo plazo, según el Departamento de Salud y Servicios Humanos.
Cuánto costará ese cuidado varía mucho en todo Estados Unidos. En el 2023, la mediana del costo mensual era de $6,292 para un asistente de salud en el hogar, $5,350 para un centro de vida asistida y $9,733 por una habitación privada en un hogar de ancianos, según una encuesta de Genworth.
La negación puede persistir incluso después de que una persona se enferma o sufre una discapacidad. Es posible que no consideren si sus hogares serán habitables o que hagan suposiciones erróneas sobre quién cuidará de ellos. No reconocer la importancia de la planificación legal, financiera y de cuidados tiene consecuencias.
La consecuencia puede ser que, cuando surja la necesidad, haya menos opciones. “Si esperas demasiado”, dice Crowley, “es más probable que las decisiones se conviertan en decisiones de otro; que no sean tus propias decisiones”.
La negación desempeña un papel
Las conversaciones francas sobre los cuidados a largo plazo “son conversaciones difíciles de las que, como seres humanos, no disfrutamos”, dice Ailene Gerhardt, una defensora de pacientes en Brookline, Massachusetts. Dice que algunos adultos mayores que tratan de iniciar esas conversaciones con sus hijos adultos hallan que son los hijos quienes manifiestan negación.
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