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¿Qué causa la demencia?

Todavía hay mucho que aprender sobre las causas de la demencia, y la lista de factores de riesgo es larga.


spinner image Una ilustración de dos cabezas con un rompecabezas adentro, uno ordenado y el otro desordenado
FEODORA CHIOSEA / GETTY IMAGES

La demencia se desarrolla con el tiempo a medida que las células cerebrales mueren, aunque los científicos no pueden destacar una sola causa de este suceso. Hay muchos factores que parecen ser desencadenantes.

En el caso de la enfermedad de Alzheimer, la enfermedad más común que causa la demencia, las proteínas naturales, llamadas beta-amiloide y tau, se acumulan en el cerebro. Se unen para formar placas y ovillos que interrumpen la función celular. Las neuronas, o células nerviosas, pierden sus conexiones entre sí, y no pueden enviar mensajes a otras regiones del cerebro. Sin embargo, hay otros factores.

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“Hemos sabido durante más de 25 años que toma más que solo unos niveles elevados de proteína amiloide en el cerebro para causar la enfermedad de Alzheimer. La inflamación cerebral también debe estar presente”, dice el Dr. Andrew Budson, jefe de Neurología Cognitiva y Conductual del Sistema de Salud del VA en Boston. Los científicos también están estudiando otros posibles factores, entre ellos la muerte de la microglía, células en el cerebro que participan en la respuesta inmunitaria.  

Hay muchos factores que pueden influir en el riesgo de una persona de desarrollar demencia. Algunos no se pueden cambiar, como la edad, el sexo y los antecedentes familiares. Otros, incluidos los comportamientos relacionados con el estilo de vida, sí se pueden modificar. Estos son algunos de los principales factores de riesgo asociados con la enfermedad de Alzheimer y otros tipos de demencia:

Edad, sexo y antecedentes familiares

Edad. Mientras más edad tengas, más alto es el riesgo de padecer Alzheimer, especialmente después de los 65 años. Alrededor del 5% de las personas de entre 65 y 74 años tienen la enfermedad. Poco más del 13% de las personas de entre 75 y 84 años la padecen, y un tercio de las personas de 85 años o más tienen la enfermedad de Alzheimer. Es importante recordar que aunque la edad aumenta el riesgo, la enfermedad de Alzheimer y otras formas de demencia no son una parte normal del envejecimiento.

Sexo. Dos tercios de los adultos en Estados Unidos que tienen la enfermedad de Alzheimer son mujeres (en inglés). Parte de la razón es que las mujeres viven más que los hombres, lo que significa que tienen más años para desarrollar la enfermedad. Pero la longevidad de las mujeres no explica por completo la disparidad. Budson sugiere que los sistemas inmunitarios más fuertes de las mujeres pueden esforzarse más para combatir las infecciones, lo que puede causar una mayor acumulación de placa amiloide. Los cambios menopáusicos y la genética también pueden ser desencadenantes.

Antecedentes familiares. Las personas con un padre o un hermano con Alzheimer tienen más probabilidades de desarrollar la enfermedad. La persona promedio de 65 años tiene un riesgo anual de demencia del 2%. Si un familiar cercano tiene la enfermedad, ese riesgo aumenta hasta el 2.6%. Si hay varios familiares con la enfermedad, el riesgo aumenta. Pero los antecedentes familiares no son un factor de riesgo tan grande como la edad. Muchas personas con antecedentes familiares no desarrollan demencia, y muchas personas que desarrollan demencia no tienen antecedentes familiares.

Los científicos han identificado muchos genes que hacen que las personas corran riesgo de desarrollar la enfermedad de Alzheimer. Una variante genética, llamada APOE-e4, fue la primera que se identificó y sigue siendo “la variación genética más importante conocida que aumenta el riesgo de Alzheimer”, dice Budson. De acuerdo con la Alzheimer’s Association, entre el 40 y el 65% de las personas con Alzheimer tienen la variante e4 del gen APOE. Pero tener APOE-e4 no significa que la demencia esté garantizada.

Las personas que heredan una copia de APOE-e4 de un padre tienen un mayor riesgo de padecer Alzheimer. El riesgo aumenta aún más para quienes heredan una copia de ambos padres. Entre el 20 y el 30% de las personas en Estados Unidos tienen al menos una copia de la variante e4 del gen APOE, mientras que se estima que el 2% tienen dos copias.

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Otras variantes genéticas aumentan el riesgo de demencia de la enfermedad de Alzheimer en etapa temprana. Estas incluyen las mutaciones de la proteína precursora de amiloides (APP), la presenilina-1 (PSEN1) y la presenilina-2 (PSEN2). “Las personas con estas [variantes genéticas] siempre desarrollan demencia, y por lo general padecen de demencia antes de los 65 años”, dice Melinda Power, directora del Institute for Brain Health and Dementia de la Universidad de George Washington.

En total, los científicos han identificado al menos 30 variantes genéticas adicionales relacionadas con la demencia, cada una con un riesgo de aproximadamente un 1%, dice el Dr. Paul E. Schulz, director del Centro de Trastornos Neurocognitivos de la Facultad de Medicina McGovern de UTHealth Houston. Aun así, “algunos pacientes pueden tener 20 de estas variantes, lo que aumenta su riesgo a un 20%”, dice. “Estas son mutaciones menores que, por sí solas, no representan tanto riesgo, pero cuando hay muchas, el riesgo aumenta”.

Síndrome de Down. Muchas personas con síndrome de Down desarrollarán la enfermedad de Alzheimer de inicio temprano en la mediana edad. El síndrome de Down ocurre cuando una persona tiene una copia adicional del cromosoma 21. Ese cromosoma lleva el gen de la proteína precursora de amiloides. Tener la proteína que produce este gen en grandes cantidades conduce a esas placas beta-amiloides en el cerebro.

Factores de riesgo ambientales y de estilo de vida

Contaminación ambiental. Los científicos han sospechado durante mucho tiempo que los factores ambientales desempeñan un papel en la demencia, pero las investigaciones sobre los presuntos culpables, como los metales tóxicos, por ejemplo, no han demostrado un vínculo. Cada vez hay más pruebas (en inglés) de que la exposición a la contaminación del aire, incluida la propagación del humo de los incendios forestales de larga duración, es un factor. Un análisis reciente (en inglés) de 16 estudios observacionales realizado por científicos de Harvard, publicado en el 2023 en la revista BMJ, concluyó que inhalar partículas microscópicas de contaminantes puede aumentar el riesgo de demencia incluso cuando la exposición anual de la persona es menor que los estándares establecidos por la Agencia de Protección Ambiental de EE.UU.

“A pesar de ser tan pequeñas que no puedes verlas, estas partículas entran fácilmente a los pulmones y al cerebro”, dice Marc Weisskopf, profesor Cecil K. y Philip Drinker de Epidemiología y Fisiología Ambiental en la Facultad de Salud Pública T. H. Chan de la Universidad de Harvard. “La demencia es un problema masivo a nivel mundial. Si podemos reducir la exposición a estas partículas, podemos reducir la carga de la demencia”.

Lesiones cerebrales traumáticas. También conocida como TBI, una lesión cerebral traumática es causada por una fuerza externa lo suficientemente fuerte como para mover el cerebro dentro del cráneo. Las TBI pueden ser el resultado de caídas —los adultos mayores son especialmente vulnerables— o de un choque automovilístico o un golpe con un objeto. Los estudios sugieren que experimentar una lesión cerebral traumática moderada a grave en cualquier momento de la vida aumenta las probabilidades de desarrollar demencia más adelante. En un estudio (en inglés) que siguió a más de 14,300 personas de entre 45 y 65 años durante 25 años, las personas que tuvieron al menos una lesión en la cabeza en ese tiempo tuvieron un mayor riesgo de demencia. Según informes de los investigadores en el 2021 en la revista Alzheimer’s & Dementia, el riesgo fue mayor entre las mujeres y las personas que tuvieron dos o más lesiones en la cabeza.

Hace años, Schulz estudió un par de hermanas gemelas idénticas. Una desarrolló Alzheimer a los 65 años, la otra no y vivió hasta los 90 años. “Tenían genes idénticos, así que les pregunté a ambas si alguna vez habían tenido un trauma en la cabeza”, dice. “La que tenía Alzheimer había tenido cuatro accidentes en los que se había golpeado la cabeza. La otra, nunca había sufrido un trauma en la cabeza”.

Hay medidas que puedes tomar para prevenir caídas, tanto entrenando para mantener el equilibrio como reduciendo los riesgos en casa.

Derrame cerebral. Tener un derrame cerebral o una serie de derrames o cualquier otro tipo de sangrado que altere el flujo sanguíneo al cerebro puede causar demencia vascular. Puedes tomar varias medidas para reducir el riesgo de derrame cerebral, como controlar la presión arterial y los niveles de colesterol al ejercitar con regularidad, no fumar, comer sano y controlar el estrés.

Pérdida auditiva y aislamiento social. Estos factores a menudo van de la mano. El aislamiento social contribuye a la demencia, y la pérdida auditiva puede contribuir al aislamiento social. “Si no usamos nuestro cerebro, se deteriora, al igual que nuestros músculos se deterioran cuando no los usamos”, dice Budson. “Nuestro cerebro está muy activo cuando interactuamos con otras personas, lo que ayuda a mantenerlo fuerte”.

Algunos expertos no están convencidos. “Hay un vínculo entre la pérdida auditiva y la demencia, pero no sabemos si la pérdida auditiva lleva a la demencia o la demencia lleva a la pérdida auditiva”, dice la Dra. Christine E. Kistler, profesora adjunta de Medicina Geriátrica en la Universidad de Pittsburgh. 

La buena noticia es que las personas con pérdida auditiva que usan audífonos tuvieron el mismo riesgo de demencia que las personas sin pérdida auditiva, y ese riesgo fue menor que el de las personas con pérdida auditiva que no usan audífonos, según un estudio de más de 437,700 personas de entre 40 y 69 años publicado en el 2023 en la revista Lancet Public Health.

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