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¿Pueden las vacunas salvar tu cerebro?

Hay cada vez más evidencia de que vacunarte puede reducir el riesgo de demencia.


spinner image Ilustración de una vacuna protegiendo el cerebro
MATT CHINWORTH

A medida que llega el otoño, también llegan los carteles y los anuncios de servicio público que nos alertan para que nos vacunemos contra la gripe, actualicemos nuestras vacunas contra la COVID-19 y en general nos pongamos al día con las vacunas que necesitamos a medida que envejecemos.

Una nueva investigación ofrece otra buena razón para mantenerte al día con tus vacunas: las vacunas también podrían disminuir el riesgo de deterioro cognitivo relacionado con la edad.

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Estudios previos han demostrado un beneficio cognitivo de las vacunas anuales contra la gripe, así como de otras vacunas, incluyendo la primera vacuna contra el herpes zóster (Zostavax), que ya no se utiliza. Más recientemente, un nuevo estudio sugiere que la última vacuna contra la culebrilla (Shingrix) ofrece más protección contra el desarrollo de la enfermedad de Alzheimer y otras formas de demencia que la versión anterior.

"Nuestro estudio añade a la evidencia de que, de manera bastante inesperada, las vacunas pueden tener beneficios para la salud más allá de simplemente la infección que están diseñadas para prevenir", dice el autor principal del estudio, el Dr. Paul Harrison, profesor de Psiquiatría en la Universidad de Oxford. "Esto es especialmente cierto para la nueva vacuna contra la culebrilla, que en nuestro estudio se asoció con un riesgo significativamente menor de demencia en los siguientes seis años en comparación con la vacuna anterior contra el herpes zóster", así como con otras vacunas.  

"La vacunación es lo correcto para protegerte de la gripe y otras infecciones", dice el Dr. Paul E. Schulz, profesor de Neurología y director del Neurocognitive Disorders Center en la Facultad de Medicina McGovern en UTHealth Houston. "Ahora también está el beneficio adicional potencial de la vacunación, que es reducir el riesgo de Alzheimer".

Los primeros estudios descubrieron que quienes se vacunan contra la gripe y otras enfermedades infecciosas parecen tener menos probabilidades que sus contrapartes no vacunadas de desarrollar demencia, aunque no está clara la razón.

Los científicos todavía están estudiando qué sucede en el cerebro para causar esto.

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¿Cómo funcionan las vacunas contra la demencia?

Una teoría es que los agentes infecciosos —como el virus del herpes, que causa la varicela y permanece latente en el cuerpo y puede causar herpes zóster años después—, juegan un papel en el desarrollo de la enfermedad de Alzheimer.  "Existe cierta evidencia de que los virus del herpes son un factor de riesgo para la demencia (en inglés), por lo que prevenir la infección activa podría retrasar este proceso", dice Harrison. Otra explicación que, según él, vale la pena considerar: "La nueva vacuna contra el herpes zóster contiene adyuvantes (sustancias químicas que aumentan la respuesta del sistema inmunitario a la vacuna) y tal vez tengan un efecto beneficioso inesperado sobre la salud del cerebro". Schulz especula que la vacunación puede reducir el sistema inmunitario del cerebro que participa en el ataque a la placa amiloide (una proteína que se encuentra en niveles anormalmente altos y que se agrupa en los cerebros de los pacientes con Alzheimer) como un invasor. Atacar estas placas parece una buena idea, pero la reacción del sistema inmunitario puede causar inflamación crónica del cerebro y la muerte de las células cercanas.

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"El problema con el Alzheimer es que el sistema inmunitario sigue intentando eliminar la placa, y no puede", explica Schulz. "La placa se queda allí durante 10 años, y el sistema inmunitario sigue lanzando venenos todo ese tiempo y está matando células cerebrales en el proceso".

O tal vez sucede lo contrario: las vacunas mejoran la capacidad del sistema inmunitario para eliminar las placas de amiloide, dice él.

En el nuevo estudio sobre el herpes zóster (en inglés), publicado en la revista Nature Medicine en julio, investigadores de la Universidad de Oxford estudiaron a más de 200,000 personas mayores de 65 años, comparando a las que recibieron la nueva vacuna contra la culebrilla, Shingrix, con las que recibieron la antigua, Zostavax, y encontraron al menos una reducción del 17% en los diagnósticos de demencia en los seis años posteriores a la vacunación con Shingrix. Eso equivale a 164 o más días adicionales vividos sin demencia, según los científicos.

"Otros estudios habían demostrado que Zostavax, y la mayoría de las otras vacunas, 'son una mejor alternativa' a no vacunarse, por lo que el efecto de Shingrix se vería aún mayor", si comparas Shringrix con no vacunarse, dice Harrison.

Estos últimos datos se basan en investigaciones anteriores de Schultz y otros que sugieren que las vacunas proporcionan efectos protectores similares contra el deterioro cognitivo.

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Beneficios de otras vacunas

Schulz fue el autor principal de un estudio anterior que encontró una diferencia estadísticamente significativa en la incidencia del Alzheimer entre aquellos vacunados contra la gripe (en inglés) y las personas no vacunadas.

Se obtuvieron dos grupos de 935,887 cada uno de una base de datos nacional de pacientes de Estados Unidos. Para asegurar una comparación válida, ambos grupos compartían muchas de las mismas características y factores de riesgo, incluyendo la edad, el género y condiciones como la hipertensión, dice Schulz, excepto que un grupo estaba vacunado y el otro no.

Los pacientes que recibieron al menos una vacuna contra la gripe durante el período de seguimiento de cuatro años tuvieron un 40% menos de probabilidades de desarrollar Alzheimer en comparación con los que no recibieron la vacuna. Además, quienes recibieron la vacuna anual contra la gripe tuvieron la tasa más baja de la enfermedad.

"Cuantas más veces te vacunes, mejor", dice Schulz.

Su equipo también ha estado estudiando los efectos de las vacunas para otras enfermedades infecciosas, incluyendo el herpes zóster, la neumonía neumocócica y la combinación de tétanos, difteria y pertussis (tos ferina), conocida como Tdap, con hallazgos similares (en inglés), dice él.

El Dr. Pascal Geldsetzer, profesor adjunto de Medicina en la Universidad de Stanford, ha realizado estudios en grandes grupos de adultos mayores en Gales y Australia, también encontrando un beneficio de la vacunación contra la culebrilla para prevenir la demencia.

"Esta evidencia sugiere que la vacuna realmente podría tener beneficios para retrasar o prevenir una enfermedad que la mayoría de las personas encuentran aún más aterradora que la culebrilla", dice Geldsetzer.

La evidencia acumulada sugiere que vacunarte ofrece beneficios convincentes e inesperados, comenzando con una vacuna anual contra la gripe cada otoño. El virólogo Robert T. Schooley, especialista en enfermedades infecciosas de la Universidad de California, San Diego, quien no ha estado involucrado en ninguno de los estudios, dice sobre la investigación de las vacunas contra la gripe, que es "ciertamente plausible" que reducir la frecuencia y la gravedad de la influenza a través de la vacunación puede calmar la activación inmunitaria con el tiempo.

Aunque Schooley y otros sugieren cierta precaución al interpretar los resultados.

"También es posible que las diferencias en el declive [cognitivo] estuvieran asociadas con otros factores para los cuales la vacunación podría ser un indicador en lugar de una causa", dice. "El acceso a la vacunación podría ser un indicador de más acceso a la atención médica, mejor estado socioeconómico, más movilidad u otros factores que favorecerían mejores resultados neurológicos".

La conclusión de Schooley:

"Una cosa es segura: ya sea real o no esta observación, mantenerse al día con las vacunas (en inglés) para la influenza y otras enfermedades infecciosas a medida que envejecemos es una buena idea".

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