Vida Sana
Los beneficios de mejorar la calidad del aire van más allá de respirar mejor y tener árboles más felices. Una nueva investigación presentada en la Conferencia Internacional de la Alzheimer's Association (AAIC) del 2021 muestra que un aire más limpio también puede mejorar la función cognitiva y reducir el riesgo de que una persona sufra de demencia.
Durante mucho tiempo, se ha vinculado la mala calidad del aire con la mala salud. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el aire contaminado aumenta el riesgo de infecciones respiratorias, enfermedades cardíacas y cáncer de pulmón. La contaminación del aire también se ha vinculado en varios estudios a un mayor riesgo de demencia, incluida su forma más común, la enfermedad de Alzheimer. Sin embargo, nuevos hallazgos indican que mejorar la calidad del aire podría revertir esos riesgos.
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En un informe presentado el 26 de julio, investigadores analizaron a más de 2,200 mujeres de entre 74 y 92 años, inscritas en un importante estudio en Estados Unidos durante un período de 10 años, entre el 2008 y el 2018. Ninguna de las mujeres tenía demencia al inicio del estudio, y la calidad del aire en todo Estados Unidos había mejorado mucho en los 10 años anteriores al estudio.
En las zonas en las que el aire era aún más limpio —donde los niveles de partículas finas (que pueden incluir sustancias químicas emitidas por las obras en construcción y las centrales eléctricas, por ejemplo) y los contaminantes relacionados con el tráfico estaban por debajo de la norma establecida por la Agencia de Protección Ambiental—, los investigadores descubrieron que el riesgo de demencia disminuyó un 14% y un 26% a lo largo de un período de seguimiento de aproximadamente seis años. También se observaron mejoras en otras áreas, como la memoria y la atención. En los participantes que vivían en zonas con mejor calidad del aire también se ralentizó el deterioro cognitivo.
"Cuanto mayor es la mejora [de la calidad del aire], más lento es el deterioro que observamos", dijo a AARP Xinhui Wang, una de los investigadores del estudio y profesora adjunta de Investigación en Neurología de la Facultad de Medicina Keck de University of Southern California. Y los beneficios para el cerebro se observaron independientemente de la edad, el nivel de educación, y factores como las regiones geográficas en las que vivían los participantes o si tenían enfermedades cardiovasculares.
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