Vida Sana
Porque siempre me ha gustado conducir, un amigo que trabajaba para la empresa de autobuses me sugirió una vez que debería postularme para un empleo aquí. Dije: “No, ¡no quiero conducir un autobús!”. Pero me postulé y este es mi 21.º año detrás del volante. Me gusta la gente y estar en lugares abiertos, sin que ningún jefe me ande vigilando.
Ahora todo es distinto. No se cobra por los boletos, para que todos los pasajeros puedan entrar por la puerta trasera. Para subirse, hay que usar una mascarilla, y hay una nueva línea para que los pasajeros permanezcan de pie, a 6 pies de distancia detrás de mí. Esos son los mayores cambios; esos, y tener miedo todo el tiempo. Es una especie de miedo interior. Tengo 56 años y por eso corro mayor riesgo. Solo rezo e intento mantener una actitud positiva.
¡ÚLTIMA OPORTUNIDAD! - Únete a AARP a precios del 2024; las tarifas aumentan en el 2025.
Obtén acceso inmediato a productos exclusivos para socios y cientos de descuentos, una segunda membresía gratis y una suscripción a AARP The Magazine.
Únete a AARP
Tengo una familia a la que necesito ayudar a sostener. Mi esposo trabaja en servicios de higiene, así que él también es un trabajador esencial. Tenemos una hija de 14 años cuya salud nos preocupa, y por eso permanecemos alejados de ella lo más que podemos. Ella se queda en su habitación con sus tareas escolares. Pero también creo firmemente que el trabajo de todos es importante. Si otros pueden levantarse, salir y trabajar, yo también debería levantarme e ir a hacer mi trabajo. Cambiaron mi ruta y por eso principalmente transporto a trabajadores esenciales. La mayoría de quienes llevo trabajan en almacenes, para FedEx o Amazon. Me necesitan ahí porque si no estuviera conduciendo, esta gente no podría llegar al trabajo.
“Solo rezo e intento mantener una actitud positiva”.
Al principio fue un problema lograr que la gente usara mascarillas, pero ahora en su mayoría todos lo hacen. Pueden usar una bufanda, un pañuelo o una mascarilla hecha en casa. Si hay alguien en silla de ruedas sin mascarilla, podemos pedirle a otra persona que se baje y lo ayude a ponerse una.
Espero que pronto las cosas regresen a la normalidad. Me hace falta ver a mis pasajeros habituales y tener pasajeros felices que no tengan tanto miedo. Quiero entrar a Starbucks, pedir mi bebida y sentarme allí para disfrutarla. Eso es una cosa que añoro volver a hacer. Y poder visitar a mi mamá y mi papá, a quienes no he visto desde que esto empezó. Pero también tengo verdaderas esperanzas de que este nuevo aprecio hacia los trabajadores esenciales no sea solo una fase. Espero que la gente siga teniendo en cuenta lo importantes que somos para la sociedad.
— Según relatado a Brennen Jensen
- Iona Nevesky, cuidadora familiar en El Segudo, California
- Paul Kempner, conductor de trenes en Nueva York, Nueva York
- Charles Vascellaro de periodista de béisbol a repartidor de tanques de propano
- Calvin Taylor, empleado de servicios de higiene en Detroit, Michigan
- Tina Weber, cartera del Servicio Postal de EE.UU. en San Diego, California
También te puede interesar
A un conductor de trenes en Nueva York le hacen falta los rostros familiares
A Paul Kempner le enorgullece prestar servicio a los trabajadores esenciales.A una cuidadora le gusta ayudar a otros durante la pandemia
Iona Nevesky cuida a su clienta —y amiga— que tiene 97 años.Un periodista deportivo hace entregas de tanques de propano
Charles Vascellaro ayuda a otros mientras disfruta las maravillas escénicas de Arizona.
Un empleado de servicios de higiene en Detroit mantiene limpia su ciudad
Calvin Taylor recoge la basura en la ciudad y trabaja para detener el vertido ilegal de residuos.
Una cartera se desvive por ayudar a los clientes
A Tina Weber le gusta ayudar, ya sea que compre papel higiénico o vaya al supermercado.