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El 95% de las personas que han muerto por COVID-19 en EE.UU. eran mayores de 50 años

Las enfermedades crónicas y el envejecimiento del sistema inmunitario aumentan la vulnerabilidad.


spinner image Perfil de un hombre mayor usando mascarilla con su mirada perdida
GETTY IMAGES

| En una pandemia llena de desalentadoras estadísticas, una de las más desalentadoras ha pasado prácticamente desapercibida: el 95% de las muertes a causa de COVID-19 en EE.UU. han sido de personas de 50 años o más. Esto a pesar de que la mayoría de los casos reportados de coronavirus se han producido en personas menores de 50 años.

Las inquietantes cifras no terminan ahí. Aproximadamente 8 de cada 10 muertes han sido de adultos de 65 años o más, según los datos demográficos más recientes publicados por los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC). En total, en unos cuantos meses, el coronavirus ha infectado a más de 9 millones de personas en el país y ha cobrado la vida de más de 229,000.

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“Es devastador lo que está pasando”, dice Sharon Inouye, profesora de Medicina de la Facultad de Medicina de Harvard y geriatra de Hebrew Senior Life en Boston.

El 95 por ciento

Casos y muertes por coronavirus por grupo de edad

Las señales de advertencia aparecieron pronto

spinner image two side by side charts showing that percentages of covid cases are highest in age groups eighteen to twenty nine and fifty to sixty four but diminish for people older than sixty four yet deaths steadily increase as people get older

Era una tarde de primavera ya bastante difícil —durante el pico de la crisis del coronavirus en Nueva York— y los medicamentos, la moral y las mascarillas se estaban agotando en el Brooklyn Hospital Center. Sin embargo, los pacientes seguían llegando, “uno tras otro, tras otro”, recuerda el Dr. James Gasperino, director de Medicina del hospital y jefe de Cuidados Críticos.

“No podía creer cuántos nuevos pacientes llegaron esa noche; estaban muy enfermos y necesitaban respiración mecánica”, dijo. “Era abrumador”.

Con el paso del tiempo, Gasperino vio cómo el hospital se transformó en una unidad de cuidados intensivos improvisada para poder atender a todos los pacientes de COVID-19 gravemente enfermos. Aunque algunos pacientes eran personas jóvenes, la gran mayoría de quienes sufrían las peores consecuencias de COVID-19 eran adultos mayores.

A más de 1,600 millas del Brooklyn Hospital Center, el Dr. Faisal Masud ha enfrentado una situación igual de grave en el Houston Methodist Hospital, donde es director de Cuidados Críticos. Masud describe a los pacientes de COVID-19 que ha atendido como “muy complejos” y “muy, muy enfermos”.

“Necesitaban de mucho cuidado”, señala. También han necesitado apoyo emocional. Al igual que en el Brooklyn Hospital Center, una gran parte de los pacientes de COVID-19 que han recibido cuidados intensivos en el Houston Methodist Hospital son mayores de 60 años. Y a pesar de que pueden conectarse con sus seres queridos de manera virtual, no pueden ver ni despedirse de sus cónyuges, hijos, nietos ni sobrinos en persona una vez que ingresan al hospital.

“No pueden abrazarlos. No pueden tomarlos de la mano”, dice Masud.

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La COVID-19 se propaga desenfrenadamente en hogares de ancianos

Por más difícil que ha sido la situación en los hospitales de todo el país, los centros de cuidados a largo plazo asumen una carga aún más pesada. Más de 61,000 residentes de hogares de ancianos han muerto a causa de COVID-19 en EE.UU., según los datos de los Centros de Servicios de Medicare y Medicaid (CMS). Si a esta cifra se le suman los residentes y el personal de los centros de vida asistida y de enfermería especializada, aumentaría a 84,000, según la Kaiser Family Foundation, o casi el 40% de todas las muertes por coronavirus en EE.UU. Y el número de muertes sigue aumentando.

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Desde que comenzó la pandemia, AARP ha hecho un llamado a los legisladores para que se mejore la transparencia, se recopilen datos continuamente y se dé prioridad a las pruebas y al cuidado de calidad de los residentes y el personal de los hogares de ancianos. Para continuar sus esfuerzos, el Instituto de Política Pública de AARP, en colaboración con el Scripps Gerontology Center de Miami University en Ohio, recientemente lanzó el Tablero de información sobre COVID-19 de AARP para recopilar y analizar datos relacionados con casos, muertes, equipo necesario y escasez de personal en centros de todo el país.

“La transparencia nunca ha sido más importante”, dice Susan C. Reinhard, vicepresidenta sénior y directora del Instituto de Política Pública de AARP. “Creamos un tablero con datos actualizados mensualmente para informar sobre el progreso de los estados en cuanto a la protección de los residentes y el personal de los hogares de ancianos contra esta enfermedad mortal”.

Las enfermedades crónicas y el envejecimiento del sistema inmunitario crean la tormenta perfecta

Una razón por la que la COVID-19 parece ser particularmente letal en los adultos mayores es la prevalencia de enfermedades crónicas. El 80% de los adultos mayores tienen al menos un problema de salud crónico, y se sabe que varias de estas enfermedades —como la obesidad y el cáncercomplican las infecciones por coronavirus y aumentan la gravedad de la COVID-19.

Otra explicación: la función inmune. El sistema inmunitario se debilita de forma natural con la edad, por lo cual los adultos mayores son más susceptibles a las infecciones y son menos capaces de combatirlas.

“Todos los sistemas de órganos cambian”, explica Inouye de Harvard. “Los pulmones no tienen una buena capacidad de ventilación y limpieza, los riñones no funcionan muy bien, el hígado tampoco funciona muy bien. Así que cuando nos enfermamos de COVID, no tenemos todas las capas de protección que teníamos cuando éramos jóvenes”.

Si se introduce un nuevo virus —un virus al que el cuerpo no se ha enfrentado antes y contra el cual no tiene defensas—, “esto puede sobrecargar el sistema”, añade Inouye.

En cuanto a los centros de cuidados a largo plazo, los CDC dicen que su “naturaleza comunitaria” —con muchas personas que viven y trabajan juntas en un espacio reducido y cerrado— crea un ambiente perfecto para la propagación rápida de un patógeno como el coronavirus. Además, los residentes de estos centros tienden a estar más débiles y a tener problemas de salud más complejos que los adultos mayores que viven por su cuenta; por lo tanto, les es más difícil combatir una nueva infección.

Asimismo, hogares de ancianos en todo el país han reportado escasez de mascarillas de grado médico, batas, guantes y otros artículos de equipo de protección personal que ayudan a evitar la transmisión del virus, según un análisis de AARP. La escasez de personal también va en aumento en estos centros, lo cual no es ideal para limitar el contacto entre las personas.

“Los adultos mayores toman muy en serio la COVID-19 y ponen mucha atención a lo que dicen las noticias sobre el tema, y esto lo vemos en encuesta tras encuesta”, dice Bill Sweeney, vicepresidente sénior de Asuntos Gubernamentales de AARP. “Exigen que los funcionarios electos también tomen esta pandemia en serio”.

Mejoras en el tratamiento generan esperanzas

Una tendencia alentadora: aunque las tasas de infección de COVID-19 son más altas actualmente que entre abril y junio, y las hospitalizaciones de adultos mayores siguen siendo las más altas, la tasa de mortalidad ha disminuido desde los primeros meses del brote, según datos de los CDC. “Nuestra capacidad de tratar la COVID-19 ha mejorado”, dice Inouye.

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La Administración de Alimentos y Medicamentos recientemente aprobó el medicamento antivírico remdesivir para tratar la COVID-19 en algunos pacientes hospitalizados, y se ha demostrado que otras terapias han ayudado a algunos pacientes gravemente enfermos a recuperarse, entre ellas los corticosteroides comunes, como la dexametasona. Técnicas como la pronación (acostar a los pacientes boca abajo) y el uso de cánulas nasales o mascarillas para suministrar oxígeno también han ayudado en la recuperación de los pacientes hospitalizados.

“Actualmente, sabemos más clínicamente sobre la enfermedad y cómo controlarla”, afirma Inouye. Y debido a que es probable que una vacuna sea segura y eficaz en un futuro no muy lejano, las cosas “parecen prometedoras”, agrega.

Pero aún queda mucho por aprender sobre cómo los pacientes —especialmente los pacientes mayores— se recuperan de la COVID-19 después de una hospitalización. Cada vez más sobrevivientes del coronavirus informan tener síntomas persistentes de la enfermedad, mucho después de que el virus ha terminado su ciclo. Masud del Houston Memorial Hospital dice que muchos adultos mayores “no pueden hacer” lo hacían antes de la COVID-19. “No pueden caminar; aún les cuesta trabajo respirar. Hemos descubierto que los pulmones se dañan y se cicatrizan. Hemos descubierto que muchos de ellos tienen problemas de la memoria”, agrega.

Determinar los tipos de cuidados continuos que necesitan estos pacientes y la mejor manera de proporcionarlos se ha convertido en un objetivo de muchos médicos en estos momentos. “¿Cómo vamos a atender a estos pacientes que sobrevivieron, pero cuyas vidas todavía se ven muy afectadas [por el virus]?”, pregunta Masud.

Los adultos mayores deben ‘mantenerse alerta’

Mientras tanto, los adultos mayores pueden tomar varios pasos para disminuir su riesgo de enfermarse y morir a causa de la COVID-19. Sigue limitando las interacciones en persona lo más que puedas, y cuando necesites salir a un lugar público, evita los lugares cerrados y concurridos, usa una mascarilla y mantente al menos a seis pies de distancia de los demás.

“Yo diría que nuestro mayor impacto en la mitigación de la pandemia de COVID-19, ciertamente en Nueva York, se logró con intervenciones no farmacológicas”, dice Gasperino del Brooklyn Hospital Center.

Además, si tienes problemas de salud crónicos, asegúrate de controlar tu enfermedad. Toma los medicamentos que te recetó el médico con regularidad, y asegúrate de comer sano, controlar tu estrés y hacer suficiente ejercicio, dice Paula Lester, geriatra de NYU Langone Health.

Además de la salud física, la pandemia ha afectado la salud mental de muchos adultos mayores. Un nuevo informe de la National Poll on Healthy Aging (Encuesta nacional sobre el envejecimiento saludable) de University of Michigan indica que más del doble de los adultos mayores informaron sentirse aislados de los demás entre marzo y junio de este año, en comparación con el 2018. Y la proporción de personas mayores de 65 años que dicen que la preocupación o el estrés relacionados con el coronavirus han tenido un impacto negativo en su salud mental aumentó de un 27% en marzo a un 47% en julio, según las investigaciones de la Kaiser Family Foundation.

Lester dice que mantenerse en contacto con amigos y familiares “de una manera segura” es esencial durante estos momentos difíciles. En marzo, AARP lanzó su plataforma Mi Comunidad con AARP para ayudar a los adultos mayores que se sienten aislados, deprimidos, abrumados o ansiosos a conectarse con amigos, familiares y voluntarios.

“Puede que necesitemos estar físicamente aislados, pero no tenemos que sentirnos solos”, comentó Andy Miller, vicepresidente sénior de AARP Innovation Labs. “Por medio de esta plataforma innovadora, las personas que necesitan ayuda comunitaria —y también quienes pueden ofrecerla— tienen el poder de participar activamente. En estos tiempos sin precedentes, AARP continúa su compromiso de ayudar a la población de 50 años o más, y Mi Comunidad con AARP, es una manera más mediante la cual intentamos mejorar nuestras comunidades”.

Además de mantener conexiones sociales, el seguir las medidas de prevención, sin importar lo agotadoras que sean, es igual de importante para los adultos mayores, dice Lester.

“Debemos seguir manteniéndonos alerta. Y es difícil. Es difícil mantenernos alertas y separados por mucho tiempo”, dice. “Pero entre mejor lo hagamos ahora, a la larga tendremos que hacerlo por menos tiempo”.

La COVID-19 y los trastornos médicos subyacentes

Las personas con los siguientes trastornos tienen un mayor riesgo de enfermar gravemente a causa de la COVID-19:

  • Trastornos cardiacos graves, como insuficiencia cardiaca, enfermedad coronaria o cardiomiopatías
  • Cáncer
  • Enfermedad renal crónica
  • Enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC)
  • Obesidad (índice de masa corporal de 30 o superior)
  • Obesidad severa (índice de masa corporal de 40 o superior)
  • Enfermedad de células falciformes
  • Consumo de tabaco
  • Diabetes tipo 2
  • Sistema inmunitario debilitado debido a un trasplante de órgano sólido

Las personas con los siguientes trastornos podrían tener un mayor riesgo de enfermar gravemente a causa de la COVID-19:

  • Asma (moderada o intensa)
  • Enfermedad cerebrovascular
  • Fibrosis quística
  • Presión arterial alta
  • Trastornos neurológicos, como la demencia
  • Enfermedad hepática
  • Sobrepreso (índice de masa corporal está entre 25 y 30)
  • Embarazo
  • Fibrosis pulmonar (tejido pulmonar dañado o cicatrizado)
  • Talasemia (un tipo de trastorno de la sangre)
  • Diabetes tipo 1
  • Un sistema inmunitario debilitado debido a transfusión sanguínea o trasplante de médula, deficiencias inmunitarias, VIH, uso de corticosteroides o de otros medicamentos inmunodepresores

Fuente: CDC

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